En una muestra de unidad sin precedentes, los países árabes han condenado de forma unánime el ataque de Estados Unidos contra tres instalaciones nucleares en Irán. Considerado una «grave amenaza» para la seguridad y estabilidad de la región, los líderes árabes han hecho un llamamiento urgente a la contención de la situación a través de canales diplomáticos, rechazando firmemente las soluciones militares.
El portavoz del gobierno de Irak, Basem al Auadi, enfatizó que «atacar instalaciones nucleares en Irán representa una grave amenaza para la seguridad y la paz en Medio Oriente y expone la estabilidad regional a graves riesgos». Irak hizo un llamamiento a las grandes potencias y organismos internacionales para que «eviten nuevas crisis en el mundo, no las provoquen», y recalcó que «las soluciones militares no pueden sustituir el diálogo y la diplomacia».
Llamados a la Moderación y la Contención
Arabia Saudita también expresó su «preocupación» por el ataque estadounidense, exigiendo «moderación, reducir la tensión y evitar la escalada», al tiempo que instó a «la comunidad internacional a redoblar sus esfuerzos en estas circunstancias extremadamente delicadas para alcanzar una solución política».
Por su parte, el presidente de Líbano, Joseph Aoun, rechazó un nuevo conflicto en la zona y advirtió que el bombardeo de las instalaciones nucleares iraníes «amenaza la seguridad y la estabilidad» regional, haciendo un llamamiento a «negociaciones constructivas» y «evitar más muertes y destrucción».
Advertencias sobre las Consecuencias Desastrosas
El Ministerio de Exteriores de Jordania también advirtió de las «desastrosas repercusiones de la peligrosa escalada en la región», pidiendo «el fin de la guerra y la reanudación de las negociaciones para alcanzar una solución política a la cuestión nuclear iraní».
Egipto condenó «la creciente escalada» y rechazó «cualquier violación de la Carta de la ONU», pidiendo «contención y diálogo». Kuwait, por su parte, instó al Consejo de Seguridad a asumir sus responsabilidades en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, exigiendo el «cese total de las operaciones militares».
Incluso Emiratos Árabes Unidos «incidió en la necesidad de aprovechar las experiencias y guerras históricas en la región, así como las lecciones y la moral que contienen», abogando por una solución pacífica.
Llamado a Respetar el Derecho Internacional
El Ministerio de Exteriores de Omán condenó la «agresión ilegal» y exigió una «desescalada inmediata y completa», recordando que la Carta de las Naciones Unidas prohíbe la violación de la soberanía nacional de los Estados y su legítimo derecho a desarrollar programas nucleares con fines pacíficos, sujetos a la supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Catar también insistió en la «necesidad de detener todas las operaciones militares y de reanudar de forma inmediata las negociaciones y las vías diplomáticas para resolver las cuestiones pendientes», advirtiendo que «la peligrosa tensión actual en la región tendrá repercusiones desastrosas a nivel regional e internacional».
Finalmente, la Liga Árabe instó a todas las partes a «abstenerse de dejarse arrastrar por el ciclo de la escalada y a retomar la diplomacia como única vía para resolver todas las disputas».
Ante este coro de voces árabes que claman por la moderación y el diálogo, queda claro que la comunidad internacional debe actuar con cautela y responsabilidad para evitar una mayor desestabilización en una región ya de por sí frágil.
