El Parlamento de Irán ha recomendado el cierre del estrecho de Ormuz, uno de los pasos comerciales más importantes del mundo, en represalia al reciente ataque de Estados Unidos contra las instalaciones nucleares del país. Aunque la decisión final recae en manos del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, esta medida drástica podría tener graves consecuencias geopolíticas y económicas a nivel global.
La importancia estratégica del estrecho de Ormuz
El estrecho de Ormuz es un paso marítimo clave que conecta el golfo Pérsico con el golfo de Omán y el mar Arábigo. Diariamente, por este estrecho de apenas 55 kilómetros de ancho transitan alrededor de 19 millones de barriles de crudo, lo que representa cerca del 20% de la demanda mundial de petróleo líquido. Más del 70% de estos flujos se dirigen a Asia, con China, India y Japón como principales destinos.
Posibles consecuencias de un cierre del estrecho
Según expertos, un escenario de escalada que interrumpa significativamente estos flujos de petróleo del Golfo Pérsico sería suficiente para impulsar los precios del crudo a 120 dólares por barril. De persistir las interrupciones hacia finales de año, el precio del Brent podría alcanzar nuevos máximos históricos, superando los 150 dólares por barril registrados en 2008. Una crisis energética de tal magnitud tendría un impacto devastador en la economía global.
La decisión final en manos de Jamenei
Si bien el Parlamento iraní ha recomendado el cierre del estrecho, la decisión final recae en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, que asesora al líder supremo Alí Jamenei en asuntos de guerra. Dada la gravedad de las posibles consecuencias, Jamenei deberá ponderar cuidadosamente los riesgos y beneficios de una medida tan drástica antes de dar luz verde.
En un momento de creciente tensión entre Irán y Estados Unidos, el futuro del estratégico estrecho de Ormuz y la estabilidad del suministro energético mundial penden de un hilo.