La modelo brasileña Michelle Carvalho, ganadora del reality show «Gran Hermano Chile», reveló una desagradable experiencia que vivió recientemente con un importante canal de televisión chileno.
Durante una entrevista en el podcast «Entre amigas y copas», conducido por Carla Jara, Carvalho relató que el canal la invitó a una reunión para participar en un nuevo reality. Aunque no necesitaba hacerlo, ya que estaba en su mejor momento, aceptó por el cariño y consideración que le tenía al canal.
Sin embargo, lo que pensó que sería una entrevista privada, terminó siendo una situación completamente inesperada y muy incómoda. «Fui completamente humillada, maltratada, fue un show de terror. Más encima pensé que iba a una entrevista, no a un casting. Llegué allá y había una cámara grabando», confesó Carvalho.
Según su relato, en ningún momento se le informó que estaba asistiendo a un casting. La situación se convirtió en «un circo» donde la trataron de «burra» y «poco inteligente». Finalmente, Carvalho se fue llorando del canal, acompañada de su manager.
Impacto en la carrera y reputación
Esta experiencia negativa ha generado preocupación en la modelo, quien teme que pueda afectar su carrera y reputación en la industria televisiva. Carvalho se siente decepcionada y traicionada por un canal al que le tenía mucho aprecio.
Llamado a la reflexión
El relato de Michelle Carvalho pone de manifiesto la importancia de que los medios de comunicación y los productores de reality shows traten a los participantes con respeto y profesionalismo. Estos incidentes pueden tener un impacto duradero en la salud mental y la carrera de los artistas. Es fundamental que se generen espacios seguros y éticos en la industria del entretenimiento.
¿Cómo evitar situaciones similares?
Expertos en el sector sugieren que los canales de televisión deben ser transparentes sobre los procesos de selección y las expectativas de los participantes. Asimismo, es crucial que existan protocolos claros para prevenir abusos y garantizar el bienestar de los artistas.
El caso de Michelle Carvalho es un llamado a la reflexión sobre la necesidad de mejorar las prácticas en la industria televisiva, priorizando siempre el respeto y la dignidad de los talentos.
