La Colombia del 2025 parece evocar los peores momentos de su historia reciente, con ecos del turbulento año de 1989. Atentados contra candidatos presidenciales, acciones terroristas y organizaciones criminales envalentonadas son algunos de los paralelismos inquietantes entre ambos períodos.
Sin embargo, no todo son coincidencias. La democracia se ha ampliado, las capacidades institucionales se han fortalecido y la violencia ha disminuido en magnitud, aunque sigue fragmentada y carente de proyectos ideológicos claros. Paradójicamente, el aciago 1989 fue el preludio de un ambicioso pacto político y social: la Constitución de 1991, que alumbró al Estado social de Derecho y fue un amplio acuerdo de paz.
La Polarización Política, el Talón de Aquiles
Uno de los factores que ha empeorado en la Colombia de 2025 es la creciente polarización, tanto en las élites como en la ciudadanía. Esto se debe, en gran medida, al desgobierno de Gustavo Petro y a los desaciertos de la oposición.
Un Presidente Ausente y una Oposición Errática
Por un lado, el actual desbarajuste recae en un presidente ausente, indisciplinado para administrar, reacio a consensuar y con pulsiones autoritarias, recurriendo a indicadores y proclamas revolucionarias en lugar de un verdadero liderazgo.
Por otro lado, la oposición ha tardado en comprender que cuando la violencia política entra en escena, lo que está en juego ya no son las próximas elecciones, sino la comunidad política, sus valores comunes y todos sus integrantes. En lugar de unirse ante la crisis, cada quien ha intentado sacar provecho o cobrar viejas inquinas, lo que ha alimentado aún más la polarización.
La Estrategia de Petro: Polarizar para Mantener la Atención
La fuente de esta polarización tiene mucho que ver con el uso que Petro hace de la confrontación y la provocación. Comentar y psicoanalizar sus mensajes se ha convertido en un deporte nacional, donde los ya convencidos ratifican día a día que es un mal gobernante, mientras él alimenta a su cuarta parte del electorado, cada día más incondicional.
Esta estrategia de polarizar para mantener la atención lo ha mantenido en el centro de todas las polémicas, presentándose como chivo expiatorio del establecimiento y distrayendo a todos con sus ocurrencias, mientras estas se estrellan con la contención institucional.
Un Futuro Incierto
Mientras en la Colombia del 2025 el país político solo piensa en elecciones –incluso cuando uno de los suyos esté luchando por su vida–, los ciudadanos solo esperan no acercarse más al abismo de 1989. El futuro del país dependerá de si logra superar la polarización y recuperar un liderazgo responsable y unificador.