En un nuevo episodio de violencia política que sacude a Colombia, el alcalde de la ciudad de Cartago, Juan David Piedrahíta López, sobrevivió a un ataque a tiros este domingo en una zona rural de su municipio. Si bien el mandatario local salió ileso, uno de sus escoltas resultó herido en el incidente.
El ataque se produjo cuando el vehículo del alcalde Piedrahíta fue blanco de disparos por parte de desconocidos mientras realizaba un recorrido por la zona rural de Villa de Robledo. Aunque el alcalde no resultó alcanzado por las balas, el hecho ha generado una ola de condena y preocupación en todo el país.
Amenazas recurrentes y un clima de inseguridad
Este no es el primer incidente de seguridad que enfrenta el alcalde Piedrahíta. En los últimos meses, ha denunciado recibir amenazas de muerte, presuntamente de bandas criminales que operan en el norte del departamento del Valle del Cauca, donde se ubica Cartago.
La Federación Colombiana de Municipios calificó el ataque como «una grave amenaza a la democracia territorial y a la gobernabilidad de nuestros municipios», haciendo un llamado urgente al Gobierno nacional y a las autoridades para que refuercen las medidas de seguridad en los territorios donde los alcaldes enfrentan constantes amenazas.
Violencia política en medio de elecciones
Este incidente se produce en un contexto de creciente violencia política en Colombia, a pocos meses de las elecciones legislativas y presidenciales previstas para el próximo año. Apenas una semana antes, el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay fue gravemente herido en un atentado en Bogotá.
Estos ataques contra líderes políticos representan un desafío grave para la democracia colombiana, poniendo en riesgo la integridad del proceso electoral y la confianza de los ciudadanos en sus instituciones. La Federación Colombiana de Municipios ha condenado enérgicamente estos actos de violencia, que «atentan contra la legitimidad del Estado y contra la esperanza de desarrollo local».
Llamado a la seguridad y la gobernabilidad
Ante este panorama, es crucial que las autoridades colombianas tomen medidas contundentes para garantizar la seguridad de los líderes políticos y la celebración de elecciones libres y justas. Solo así podrá fortalecerse la democracia y el Estado de derecho en un país que aún lucha por superar los legados de la violencia.