El Festival de Viña del Mar, uno de los eventos culturales más icónicos de Chile, se encuentra en el centro de un intenso debate. Por un lado, se acusa a la productora Bizarro de ejercer un «monopolio» sobre la selección de artistas, mientras que otros aseguran que el festival está en franca decadencia, convirtiéndose en poco más que un espectáculo televisivo.
Sin embargo, Bizarro, la empresa a cargo de la organización del festival desde 2019, defiende su labor y asegura que los números hablan por sí solos. Daniel Merino, CEO de entretenimiento de Bizarro, afirma que «lo que nos importa es lo que dicen los números, y estos dicen dos cosas: que el rating, pese al apagado en la televisión, porque la gente cada día ve menos televisión, se ha mantenido como el programa número uno de la televisión chilena».
La Selección de Artistas: ¿Monopolio o Estrategia?
Una de las principales críticas apunta a que Bizarro impone una cláusula de exclusividad que obliga a los artistas a ser representados por la productora durante todo el año. Sin embargo, Merino niega rotundamente la existencia de dicha cláusula, asegurando que «no existe».
Según Bizarro, el proceso de selección de artistas se basa en un análisis exhaustivo de datos, utilizando herramientas como Chart Metric para evaluar la proyección, permanencia en listas de reproducción y ranking de los músicos. Luego, los nombres son presentados ante un comité ejecutivo integrado por representantes de Mega y Bizarro, quienes toman la decisión final por mayoría simple.
Aunque 11 de los 13 artistas que se presentaron en el último Festival de Viña tienen algún tipo de vínculo con Bizarro, el CEO de la productora asegura que «los que postularon a esta licitación, los únicos, fuimos nosotros, Mega y nosotros, entonces para hablar de monopolio tendríamos que acaparar todos los festivales, y en este país los festivales son libres, donde todas las productoras que existen pueden postular sin ningún problema».
¿Decadencia o Reinvención?
Otro punto de debate es la supuesta decadencia del Festival de Viña. Mientras algunos, como el exdirector Álex Hernández, consideran que las críticas son «gratuitas» y «exageradas», otros, como el histórico director Sergio Riesenberg, afirman que «Viña no tiene solución».
Sin embargo, Bizarro defiende la evolución del festival, argumentando que los números de audiencia y engagement en redes sociales demuestran que el evento sigue siendo un éxito. Merino destaca que «cuando el festival está en 40 puntos, el resto tiene un punto de rating», y que la alianza con Disney+ y el crecimiento de seguidores en redes sociales son señales de que el festival se está adaptando a los cambios en los hábitos de consumo.
A pesar de las críticas, Bizarro se muestra confiada en su capacidad para mantener el legado del Festival de Viña y llevarlo a nuevas alturas. Con la próxima edición del certamen a la vuelta de la esquina, el debate sobre su futuro continuará, pero la productora parece decidida a demostrar que la Quinta Vergara aún tiene mucho brillo que ofrecer.
