
En un escenario marcado por las endurecidas políticas migratorias de Estados Unidos durante el segundo gobierno de Donald Trump, 45 ciudadanos chilenos fueron deportados y repatriados a su país de origen. Sin embargo, la llegada de estos connacionales a Chile no estuvo exenta de complicaciones, ya que tres de ellos quedaron detenidos al ingresar al país.
Según informes, los tres individuos fueron retenidos en el Aeropuerto de Santiago y serán formalizados por delitos como hurto, robo con violencia e infracción a la ley de drogas. Estos cargos pendientes los mantuvieron bajo custodia de la Policía de Investigaciones (PDI) hasta ser llevados al Centro de Justicia para su respectiva formalización.
Duras Condiciones en Centros de Detención Migratoria
El vuelo que repatrió a los 45 chilenos aterrizó en el Aeropuerto de Santiago pasadas las 00:30 horas del viernes. Varios de los deportados denunciaron haber sufrido escasez de alimentos y malos tratos durante su permanencia en los centros de detención migratoria estadounidenses, donde esperaron por meses su retorno a Chile.
Una de las madres de estos connacionales expresó su preocupación por la falta de información y ayuda por parte de las autoridades chilenas durante el tiempo que sus hijos estuvieron retenidos en Estados Unidos. Lamentablemente, no todos los chilenos programados para este vuelo lograron abordar el avión, sin que se conozcan aún las razones.
Coordinación entre Autoridades Chilenas y Estadounidenses
Desde el Ministerio del Interior de Chile se informó que el retorno de los deportados fue coordinado junto a las autoridades estadounidenses y otras entidades como la Cancillería, el Servicio de Registro Civil e Identificación y el Ministerio de Seguridad Pública. Como parte del protocolo, se realizó un control migratorio completo al momento del ingreso al país, verificando identidades y dejando a disposición de la justicia a quienes tenían causas pendientes.
Este complejo proceso de repatriación pone de manifiesto los desafíos que enfrentan los ciudadanos chilenos deportados al regresar a su país, donde deben lidiar no solo con las duras condiciones vividas en Estados Unidos, sino también con los procesos legales que los aguardan. La coordinación entre las autoridades de ambos países resulta crucial para garantizar una transición más fluida y justa para estos connacionales.