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domingo, abril 13, 2025

La Tragedia Oculta: Cómo Chile Falló en Proteger a la

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La historia de la niña boliviana de 8 años vendida por su abuela y esclavizada en un campamento en Rengo, Chile, ha conmocionado a la sociedad. Este caso degradante y cruel, que parecía superado en el siglo XXI, pone en evidencia las graves fallas del Estado chileno para proteger a los más vulnerables y garantizar los derechos humanos.

Fue gracias a la compasión de una vecina común, y no a la acción del Estado, que la niña pudo ser rescatada de su situación de servidumbre doméstica. Hoy se encuentra bajo cuidados básicos en un centro estatal, pero esto no puede ocultar una realidad esencial: una niña vivió como esclava en Chile, y el Estado nunca supo de su existencia.

Fallas Estructurales del Estado

¿Cómo fue posible que esto sucediera en un país que proclama la abolición de la esclavitud y la prioridad de los derechos humanos? La respuesta se encuentra en múltiples fallas estructurales del Estado chileno.

En primer lugar, el colapso del control migratorio permitió que la niña cruzara la frontera con sus victimarios sin que ninguna autoridad tuviera registro de ello. Esto no solo evidencia la debilidad del sistema de control fronterizo, sino también una falla estructural que facilita el tráfico de seres humanos a vista y paciencia de todos, salvo de las autoridades migratorias.

Además, el Estado chileno no ejerció su soberanía efectiva sobre sus fronteras, dejando a esta niña y a otros migrantes en una situación de total vulnerabilidad. Para el aparato estatal, esta menor era invisible. Perfectamente, podría haber muerto, y su caso jamás habría existido en las estadísticas.

La Responsabilidad Ineludible del Estado

La clase gobernante tiene una responsabilidad ineludible en este caso. No basta con proclamar derechos si no se ejerce el poder necesario para hacerlos realidad. Controlar las fronteras no es un capricho xenófobo, sino una función básica que todo Estado debe desarrollar para prevenir tragedias como la de esta «niña invisible».

Mientras el Estado chileno no asuma su responsabilidad de garantizar la seguridad y los derechos de todos los habitantes en su territorio, seguirán ocurriendo casos de trata de personas y explotación, y el compromiso del Estado con los derechos humanos será cada vez más un eslogan vacío.

Es hora de que Chile enfrente esta realidad y tome medidas concretas para fortalecer sus controles migratorios, proteger a los más vulnerables y erradicar la esclavitud moderna. De lo contrario, más «niñas invisibles» seguirán siendo víctimas de la avaricia y la indiferencia, a la vista de todos y al margen de la ley.

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