La Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha exigido enérgicamente a Hungría que «se ciña al Derecho Internacional» y proceda a arrestar al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para entregarlo a la Corte Penal Internacional (CPI). En un comunicado, la ANP, que gobierna en zonas reducidas de Cisjordania debido a la ocupación israelí, ha condenado la recepción de Netanyahu por parte del gobierno de Viktor Orbán.
Según el Ministerio de Relaciones Exteriores palestino, la acogida a Netanyahu «es un desprecio por la justicia internacional y el derecho internacional a costa de la sangre de los civiles palestinos, incluidos niños, mujeres, ancianos y enfermos». Además, enfatizaron que esta recepción «alienta a Netanyahu y a los líderes de su gobierno a seguir cometiendo crímenes, socavar el camino de la justicia internacional y perpetuar una política de impunidad».
La ANP ha exigido a Hungría que detenga a Netanyahu, a quien califica como un «criminal», y lo entregue «inmediatamente» a la justicia de la CPI. Cabe señalar que la CPI emitió una orden de arresto contra Netanyahu en noviembre de 2024 por presuntos crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos en la Franja de Gaza.
La Posición de Hungría
Por su parte, el gobierno de Hungría ha anunciado su decisión de retirarse del tribunal internacional de la CPI. El ministro de Gobernación, Gergely Gulyás, ha calificado a la CPI como «un organismo político» y ha indicado que las decisiones de este tribunal «no están reconocidas» en el código penal del país europeo.
Orbán, un cercano aliado de Netanyahu, ha calificado la orden de arresto de la CPI como «descarada y cínica». Hungría ha invitado a Netanyahu a visitar la capital Budapest, advirtiendo que no ejecutará la orden de detención emitida por la CPI.
Implicaciones y Perspectivas
La negativa de Hungría a cumplir con la orden de arresto de la CPI y su apoyo a Netanyahu plantea serias preocupaciones sobre el respeto al derecho internacional y la rendición de cuentas por presuntos crímenes de guerra. La Autoridad Nacional Palestina ha condenado enérgicamente esta posición, exigiendo que Hungría cumpla con sus obligaciones legales internacionales.
Este conflicto entre la ANP y Hungría refleja las tensiones geopolíticas y las divisiones en torno a la cuestión palestina. Mientras la ANP busca justicia y rendición de cuentas, Hungría parece estar dispuesta a ignorar las decisiones de la CPI en favor de sus intereses políticos y alianzas estratégicas.
El futuro de este caso y las implicaciones para las relaciones internacionales y la lucha contra la impunidad permanecen inciertos. Sin embargo, es claro que la Autoridad Nacional Palestina no se detendrá en su exigencia de que se haga justicia y se respeten los derechos del pueblo palestino.
