D.B.T., un atleta paralímpico, respira profundo mientras comparte su historia. Su voz denota preocupación y, en ocasiones, agotamiento. Siente que está siendo juzgado y castigado de manera injusta, y se defiende.
Hace solo una semana, el Comité Nacional de Arbitraje Deportivo (CNAD) dio a conocer el fallo tras denuncias de excompañeros en su contra por malos tratos y conductas vulneratorias. Para él, la sanción de seis meses de inhabilitación no fue positiva. «Si yo no hago deporte, a los 50 años voy a estar dependiendo de otra persona y no quiero eso», afirma en diálogo con BioBioChile.
Enfrentando Acusaciones y Buscando Justicia
El atleta admite que «dijo cosas de enojado», pero recalca que en ningún caso tuvo un episodio violento con los involucrados que atestiguaron en su contra. Insiste en que «es injusto».
«Yo era amigo con B (denunciante). Nos juntábamos, salíamos juntos, si le faltaba plata para el pasaje, yo le daba. Lo que pasa es que él a veces era el ‘niño bully’. Me pegaba o le pegaba a los demás, me sacaba la madre… un día me quebró hasta un teléfono. Yo no le dije nada».
En el fallo de CNAD se menciona un incidente en Valparaíso, donde se habla de amenazas a compañeros. D.B.T. explica su versión de los hechos:
«Fuimos a Valparaíso en bus (desde Concepción) y ahí pasó todo. Pasa que yo le dije a mi profesora, como habían sobrado de nuestros almuerzos, que por qué no se lo dábamos a niños de otro club, porque a mí no me importaba que fueran de otro club, son personas con discapacidad, yo también lo soy, que me faltan mis dos manos y masa muscular en la pierna también, y me dijo «No» y prefirió botarlos. Luego de eso viajábamos de regreso y venía una niña de otro club con nosotros y con su presidenta, y cuando íbamos en Santiago las bajan por ser de otro club. Y ahí yo dije que por qué, si sobraban como 20 asientos, qué nos costaba… las dejaron botadas en Santiago. Ahí me enojé, discutí, y ahí todo cambió.»
Defendiendo su Posición y Buscando Redención
D.B.T. reconoce que «dijo cosas de enojado», pero insiste en que «en ningún caso tuvo un episodio violento» con los denunciantes. Afirma que «es injusto» que se le juzgue por un día en el que se enojó, pero luego tomó la decisión de irse del club como adulto, sin hacerle daño a nadie.
Además, cuestiona por qué no lo denunciaron antes, si lo consideraban peligroso, y por qué lo hicieron cuando intentó inscribirse en un control de marca en otro club. «Pregúntenle al profe Pablo o los demás niños del otro club si yo soy peligroso», desafía.
D.B.T. se muestra arrepentido de sus dichos, reconociendo que «esto le ha traído repercusiones en cuanto a que no puede competir». Afirma que «está arrepentido de las cosas que dijo» y que «todo lo bueno que hizo se olvida por ese tema», lo cual considera «injusto».
Buscando una Segunda Oportunidad
A pesar de las dificultades, D.B.T. se define como «una persona tranquila, que defiende a los suyos». Comparte una anécdota en la que defendió a un grupo de personas que estaban siendo agredidas, demostrando su espíritu protector.
Finalmente, expresa su preocupación por el futuro, ya que «si no hace deporte, a los 50 años va a estar dependiendo de otra persona y no quiere eso». Su pasión por el atletismo es evidente, y espera poder volver a competir y demostrar todo lo bueno que ha hecho a lo largo de su carrera.
