Antes de la gira económica a la India, el Gobierno tiene el plazo para definir quién será el nuevo ministro del recién creado Ministerio de Seguridad Pública. Si bien el nombre que suena con más fuerza es el de Luis Cordero, actual subsecretario del Interior, el proceso no es tan sencillo. La disputa se centra en la Subsecretaría de Seguridad, que es codiciada tanto por el Partido Socialista (PS) como por el Frente Amplio (FA).
Cordero, con su amplio conocimiento en derecho administrativo, es visto como una garantía de una instalación óptima y transparente de la nueva cartera. Además, se le reconoce como un colaborador cercano al Presidente, habiendo enfrentado varias crisis mediáticas en el pasado. Sin embargo, el PS busca posicionar a uno de los suyos en la Subsecretaría de Seguridad, lo que choca con los intereses del FA, que también aspira a colocar a un representante en ese cargo.
Moviendo las Piezas en Salud
Pero la reorganización del Gobierno no se limita a Seguridad. En el Ministerio de Salud también se avecina un cambio clave: la salida del subsecretario de Redes Asistenciales, Osvaldo Salgado, del PS. Si bien su partido propuso nombres para reemplazarlo, la ministra Ximena Aguilera (PPD) habría impulsado el nombramiento del doctor Bernardo Martorell, también del PPD.
En el oficialismo se interpreta esta tranquilidad del PS como una señal de que su interés se ha enfocado en asegurar un cupo en el Ministerio de Seguridad, lo que sugiere que el PS estaría dispuesto a ceder la Subsecretaría de Redes Asistenciales a cambio de posicionar a uno de los suyos en la nueva cartera de Seguridad.
Equilibrando Intereses Partidistas
El Gobierno enfrenta el desafío de equilibrar los intereses de los partidos que conforman la coalición oficialista. Mientras el PS busca colocar a un representante en la Subsecretaría de Seguridad, el FA también aspira a tener un cargo en esa área, percibiendo que han asumido demasiados costos políticos en otras crisis.
En este contexto, el nombre del diputado Raúl Leiva (PS) ha sido sugerido para la Subsecretaría de Seguridad, pero existe una inhabilidad legal que impide que los parlamentarios renuncien para asumir cargos de subsecretarios, a menos que sean nombrados ministros o embajadores.
El Gobierno deberá navegar cuidadosamente estos movimientos de piezas, buscando satisfacer las demandas de los partidos de la coalición sin generar mayores tensiones. La designación del ministro de Seguridad y los subsecretarios en ambas carteras será clave para consolidar la gobernabilidad y enfrentar los desafíos en áreas prioritarias como la seguridad y la salud.