En un mundo cada vez más afectado por la crisis hídrica, los investigadores chilenos del Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura (CEAF) han dado un paso crucial para garantizar la sostenibilidad del cultivo de sandías. Mediante un innovador estudio, han identificado genotipos de Lagenaria siceraria, una especie de calabaza autóctona, que poseen mecanismos naturales para resistir la escasez de agua.
Adaptando la Sandía a Entornos Secos
La región de O’Higgins, principal productora de sandía en Chile, se ha visto gravemente afectada por la disminución de los recursos hídricos. Ante este desafío, el equipo de investigación del CEAF se ha enfocado en encontrar soluciones que permitan mantener la viabilidad de este cultivo tan importante.
Tras analizar genotipos provenientes de diversas partes del mundo, incluyendo Sudáfrica, Filipinas y Chile, los científicos han descubierto que los ecotipos chilenos, especialmente los de Illapel y Osorno, presentan una mayor capacidad para retener agua en sus raíces y reducir la transpiración, lo que les permite mantener su hidratación por más tiempo.
Mecanismos Únicos de Tolerancia a la Sequía
Según el Dr. Guillermo Toro, investigador del CEAF, estos genotipos chilenos poseen mecanismos únicos para tolerar el déficit hídrico. Uno de ellos es la formación de barreras en sus raíces para limitar la pérdida de agua, mientras que otro es el ajuste de su metabolismo respiratorio para hacer un uso más eficiente del recurso disponible.
La investigación demostró que estos genotipos tienen mecanismos únicos para tolerar el déficit hídrico
, afirma el Dr. Toro.
Portainjertos Resistentes: Una Solución Prometedora
El uso de portainjertos resistentes a la sequía es una estrategia cada vez más valorada en la agricultura, ya que permite adaptar cultivos tradicionales a escenarios de estrés hídrico sin modificar las características del fruto. En el caso de la sandía, los investigadores proyectan que este avance podría significar una mejora considerable en la producción, permitiendo que el cultivo se mantenga rentable incluso con menos agua de riego.
Pablo Retamal, un agricultor de Nancagua en la Región de O’Higgins, comenta: En general, en esta zona se usan plantas francas (sin injertar), pero las plantas injertadas dan más frutos por planta. Si se suma a que pueden soportar la falta de agua, es 100% ganancia para el agricultor
.
Asegurando la Viabilidad del Cultivo de Sandía
La sandía es uno de los cultivos más importantes dentro de la producción hortícola de Chile, con una superficie cultivada de aproximadamente 3.252 hectáreas, principalmente en la región de O’Higgins. En un contexto de creciente escasez hídrica, contar con frutas y verduras que conserven el agua es fundamental para sostener la producción y garantizar la seguridad alimentaria.
Los avances logrados por los investigadores del CEAF representan un hito significativo en la adaptación del cultivo de sandía a los desafíos climáticos. Al desarrollar variedades resistentes a la sequía, se abre la puerta a una agricultura más resiliente y sostenible, beneficiando tanto a los productores como a los consumidores en Chile y en todo el mundo.