Ecuador se encuentra en un momento decisivo de su historia política. Este domingo, 13,7 millones de electores están llamados a las urnas para elegir al próximo presidente y a los miembros de la Asamblea Nacional, que pasará de 137 a 151 legisladores. Estos comicios se celebran bajo un conflicto armado interno declarado por el actual presidente, Daniel Noboa, contra el crimen organizado, lo que ha llevado al país a registrar la tasa más alta de homicidios en Latinoamérica durante 2023.
Favoritos y Escenarios Poselectorales
En la carrera presidencial, Noboa, heredero de una de las mayores fortunas del país, y Luisa González, candidata del movimiento correísta, se perfilan como los principales favoritos. Noboa ya venció a González en las elecciones extraordinarias de 2023, y ahora busca su reelección. Por su parte, González encarna la esperanza del correísmo de retornar al gobierno nacional tras ocho años alejado del poder.
Si ningún candidato logra la mitad más uno de los votos o, al menos, el 40% de los sufragios con una ventaja mínima de diez puntos porcentuales sobre el resto, se celebrará una segunda vuelta el 13 de abril. Este escenario podría generar una polarización aún mayor en el país.
Seguridad y Observación Electoral
Ante la escalada de violencia en el país, Noboa ha ordenado extremar las medidas de seguridad durante las elecciones. Se han desplegado 56.000 policías y 48.000 militares para resguardar los recintos de votación, especialmente en las zonas costeras donde se registran los índices de violencia más altos. Además, se han cerrado las fronteras terrestres con Colombia y Perú para el ingreso de extranjeros entre el 8 y el 10 de febrero.
El proceso electoral cuenta con 1.682 observadores acreditados, entre ellos, más de 100 de la Unión Europea y 88 de la Organización de Estados Americanos. Estas misiones buscarán garantizar la transparencia y legitimidad de los comicios en medio de este complejo escenario.
Desafíos y Expectativas
Las elecciones en Ecuador se desarrollan en un contexto de conflicto armado interno y alta polarización política. Los resultados tendrán un impacto decisivo en el futuro del país, ya sea con la continuidad de Noboa o el retorno del correísmo al poder. La comunidad internacional y los propios ecuatorianos observan con atención este proceso electoral, esperando que se lleve a cabo de manera pacífica y democrática.
Estas elecciones representan un momento crucial para Ecuador, donde se definirá el rumbo del país en los próximos años. Los ciudadanos tienen la responsabilidad de elegir a sus líderes con conciencia y en un ambiente de seguridad y tranquilidad.
