Contra todo pronóstico, Donald Trump ha logrado una sorprendente victoria en las elecciones presidenciales de 2024, recuperando la Casa Blanca de manos de la vicepresidenta Kamala Harris. Tras su derrota en 2020, el magnate inmobiliario se reinventó y supo capitalizar el descontento de una parte del electorado para revertir el resultado en los estados bisagra.
El miércoles, Trump será recibido por el presidente saliente Joe Biden en el Despacho Oval, dando inicio formal al proceso de transición. Será un momento histórico, marcado por el contraste con la negativa de Trump a reconocer su derrota en 2020 y su boicot a la ceremonia de investidura de Biden.
La Remontada de Trump
Tras su derrota en 2020, Trump se sumergió en un profundo análisis de lo ocurrido. Reconoció errores en su estrategia de campaña y se rodeó de un nuevo equipo más pragmático y enfocado. Además, supo capitalizar el descontento de una parte del electorado con la administración de Biden, especialmente en temas como la economía y la inmigración.
«Espero que podamos, independientemente de por quién votemos, considerarnos conciudadanos y no adversarios», declaró Biden al felicitar a su sucesor, en un gesto de unidad que contrastó con la amarga disputa electoral.
La Clave: Los Estados Bisagra
La clave de la victoria de Trump estuvo en su capacidad de recuperar los estados péndulo que había perdido en 2020. Tras una intensa campaña, logró imponerse en Wisconsin, Míchigan, Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte y Nevada, sumando 312 votos electorales frente a los 226 de Harris.
Pero quizás la mayor sorpresa fue su triunfo en Arizona, un estado que Biden había ganado por escaso margen en 2020. Trump supo capitalizar el crecimiento de la población latina y las divisiones dentro del Partido Republicano local para revertir el resultado.
El Reto de la Transición
Ahora, Trump se enfrenta al desafío de una transición ordenada y pacífica, algo que no logró en 2020. Sin embargo, tanto él como Harris se han comprometido a trabajar juntos para garantizar un traspaso de poder fluido.
«Espero que podamos, independientemente de por quién votemos, considerarnos conciudadanos y no adversarios», dijo Biden, en un llamado a la unidad que marca el inicio de una nueva era política en Estados Unidos.