El cambio de hora y sus consecuencias
Este fin de semana los relojes se atrasan una hora dando inicio al horario de invierno, algo que biológicamente es positivo, pero que requiere de adaptación física y psicológica. El cambio a horario de invierno trae consigo consecuencias químicas y biológicas en el cuerpo, lo que requiere de adaptación, sobre todo en estudiantes y adultos jóvenes.
De acuerdo a la profesora de Química y Ciencias Naturales del Colegio Salesianos de La Serena, Carla Álvarez, el cambio a horario de invierno tiene aspectos más positivos que el de verano, incluso siempre se ha recomendado que no se cambie y se mantenga el que tendremos desde este fin de semana. Según la profesional, esto se puede explicar desde el punto de vista biológico: nuestro reloj biológico depende mucho del entorno, depende de cómo nos relacionamos con él, y, sobre todo, depende de la cantidad de luz. Esto tiene que ver con el sistema circadiano, encargado de mantener la temperatura, el sueño, el apetito y otras variables, donde la luz tiene mucha incidencia en eso.
La importancia de la adaptación
El cambio de hora puede tener consecuencias en nuestro cuerpo y mente. Según la profesora Álvarez, las consecuencias incluyen problemas cognitivos, somnolencia, niveles de atención bajos, así como problemas afectivos por aumento de ansiedad, estrés, bajo estado de ánimo y problemas hormonales. Estas consecuencias requieren de un período de adaptación que puede durar días, o incluso semanas. A nivel hormonal, el proceso de adaptación puede ser más duradero en niños y jóvenes, llegando a dilatarse hasta por un mes.
Además de los cambios hormonales, químicos y biológicos, también existen consecuencias psicológicas que requieren de atención. Los psicólogos del Colegio Salesianos de La Serena, Raúl Orrego y Felipe Contreras, advierten que el cambio de hora puede afectar significativamente el bienestar psicológico de niños y adolescentes, afectando su estado de ánimo, comportamiento y rendimiento académico. Entre los problemas a revisar se encuentran alteraciones en el patrón de sueño, fatiga y somnolencia diurna, cambios en el estado de ánimo, dificultades en el rendimiento académico, aumento del estrés y la ansiedad, y la disminución del bienestar general.
Recomendaciones para adaptarse al cambio de hora
Para sobrellevar de mejor manera el proceso de adaptación, los profesionales de la educación brindan las siguientes recomendaciones:
- Mejorar la higiene de sueño: evitar consumir estimulantes como cafeína, evitar comidas picantes, grasosas y cítricas, así como las bebidas gaseosas.
- Establecer rutinas de sueño adecuadas: realizar estiramientos, leer, darse una ducha, acostarse en el lugar adecuado y evitar distracciones como el celular o la televisión.
- Ajustar gradualmente el horario de sueño: adelantar la hora de acostarse y despertarse en intervalos de 15 a 30 minutos con una semana de anticipación.
- Crear un ambiente propicio para dormir: limitar la exposición a pantallas antes de acostarse.
- Fomentar la actividad física durante el día: regular el ciclo circadiano y promover el sueño reparador por la noche.
- Mantener una dieta equilibrada: optar por alimentos ricos en triptófano, como plátanos o leche, que pueden inducir el sueño.
Es importante que los padres mantengan abiertas las líneas de comunicación con sus hijos, permitiendo que estos expresen cualquier preocupación o malestar que puedan tener debido al cambio de hora. Escuchar sus preocupaciones y brindarles apoyo emocional ayudará a que se sientan más seguros y tranquilos durante este período de transición.
