Introducción
La rosácea es un problema bastante frecuente que afecta la piel y no tiene cura, pero puede ser apaciguada con un tratamiento específico. En este artículo, te presentaremos los 2 abordajes esenciales para tratar la rosácea y aliviar los síntomas molestos que puede causar.
Abordaje global para tratar la rosácea
La Dra. Cristina Eguren, médica dermatóloga, nos explica que es fundamental entender la rosácea en su conjunto y tratarla tanto a nivel cutáneo como extracutáneo. A nivel cutáneo, es necesario controlar la función sebácea incrementada, reducir la inflamación, activar y reforzar la función barrera, eliminar el Demodex folliculorum y regular la función vascular.
Controlar la función sebácea incrementada
Para controlar el exceso de grasa en la piel, se recomienda el uso de isotretinoína, una correcta limpieza y exfoliación, así como activos seborreguladores como retinoides tópicos y ácido salicílico. También se pueden utilizar terapias láser y suplementos de gluconato de zinc.
Reducir la inflamación
La inflamación en la piel puede ser reducida mediante el uso de isotretinoína, antibióticos (en la medida de lo posible), y activos tópicos con efecto antiinflamatorio como retinoides, ácido azelaico y niacinamida. Además, las terapias de luz fluorescente de Kleresca y láser pueden ser beneficiosas.
Activar y reforzar la función barrera
Es importante evitar la sobrehidratación y utilizar activos como retinoides, niacinamida y ceramidas para activar y reforzar la función barrera de la piel.
Eliminar el Demodex folliculorum y reequilibrar el microbioma cutáneo
Para eliminar el Demodex folliculorum, se puede utilizar ivermectina de forma tópica u oral, así como probióticos tópicos para reequilibrar el microbioma cutáneo.
Regular la función vascular
La función vascular puede ser regulada mediante terapias láser, IPL y betabloqueantes orales.
Abordaje personalizado para tratar la rosácea
Además del abordaje global, es necesario personalizar el tratamiento de la rosácea según las circunstancias y preferencias del paciente. Algunas recomendaciones adicionales incluyen:
- Establecer ciertas recomendaciones dietéticas
- Realizar suplementación adecuada
- Valorar la toma de prebióticos
- Tratar con antibióticos en determinados casos
- Ajustar hábitos y estilos de vida
- Controlar el estrés mediante deporte, meditación, mindfulness, terapia psicológica y yoga
- Valorar adaptógenos
La rosácea no solo afecta la piel, sino que también puede tener un impacto en la salud global del paciente. Por lo tanto, es importante entenderla como una enfermedad sistémica y abordarla de manera integral.
Conclusión
La rosácea es una afección de la piel que puede ser tratada y aliviada con un abordaje global y personalizado. Controlar la función sebácea, reducir la inflamación, activar y reforzar la función barrera, eliminar el Demodex folliculorum, regular la función vascular y mejorar la salud digestiva y el manejo del estrés son elementos clave para tratar la rosácea de manera efectiva. Recuerda siempre consultar a un dermatólogo para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.
