Introducción
Bajo esta conjunción de palabras que pudo haber sido sacada de una novela de ciencia ficción, subyace una realidad que los políticos, especialmente los nuestros, se niegan porfiadamente a reconocer.
En efecto, aunque parece desafiar las leyes de la lógica económica, lo cierto es que hay veces que el aumento de las tasas impositivas conlleva una disminución de los ingresos fiscales totales.
De hecho, la Reforma Tributaria que impulsó el ex ministro de Hacienda Alberto Arenas, y que significó el término del FUT y el aumento de la tasa corporativa de las empresas, no provocó un aumento en la recaudación tributaria. Al revés, ésta se redujo en un 45% en el período 2014-2016 (Pasó de $ 2.167.597 millones, promedio anual entre 2010-2014) a $ 1.490.544 millones, entre 2014 – 2016).
Está claro que en dicha Reforma no se ponderó que hay una repuesta contraintuitiva que expresa el reflejo de la realidad (verdad) cuando las políticas públicas no consideran los efectos que los impuestos tienen sobre los comportamientos de los contribuyentes y la elasticidad de la base imponible.
Cuerpo
Cada vez que los impuestos aumentan, hay un cambio sustancial en el comportamiento de los ciudadanos. Esto se debe a que los individuos y las empresas pueden reorganizar sus actividades y estructuras financieras para reducir su carga fiscal. A medida que las tasas impositivas aumentan, también lo hace el incentivo para evitar estos impuestos.
Por otro lado, la elasticidad de la base imponible también desempeña un papel crucial. Se sabe que cuando las tasas de impuestos aumentan más allá de cierto punto, la base misma de los contribuyentes que pueden ser gravados puede comenzar a contraerse. Los contribuyentes pueden optar por trabajar menos o no trabajar en absoluto si la carga fiscal se vuelve demasiado gravosa.
Juntos, estos factores pueden dar lugar a lo que se conoce como el efecto de desincentivación, que subyace en el núcleo de la paradoja impositiva. La disminución de los ingresos fiscales, a pesar de las tasas de impuestos más altas, es el resultado directo de los contribuyentes que responden racionalmente a los incentivos del mercado y es un testimonio poderoso de la plena eficacia de las leyes de la economía.
Por lo tanto, la paradoja impositiva no es una anomalía, sino más bien una realidad incómoda que debe ser reconocida y afrontada por los responsables de la política fiscal. Es una manifestación de la compleja interacción entre la regulación del gobierno, la economía del mercado y la decisión individual.
Según la paradoja impositiva, lo ideal sería un sistema de tasas impositivas moderadas que proporcionen los niveles necesarios de ingresos fiscales sin desalentar la actividad económica ni fomentar la evasión fiscal. Para lograr este fin, los responsables de la política deberían considerar los diversos efectos de los impuestos, incluidas las actividades ilícitas, el desincentivo económico y la contracción de la base imponible.
Conclusión
La paradoja impositiva es una realidad que desafía la lógica económica y que los políticos a menudo ignoran. Aumentar las tasas impositivas puede llevar a una disminución de los ingresos fiscales, ya que los contribuyentes responden racionalmente a los incentivos del mercado y buscan formas de evitar los impuestos.
Para evitar esta paradoja, es necesario establecer un sistema de tasas impositivas moderadas que equilibre la recaudación de ingresos fiscales sin desalentar la actividad económica ni fomentar la evasión fiscal. Los responsables de la política deben considerar cuidadosamente los efectos de los impuestos y buscar soluciones que promuevan el crecimiento económico y la equidad fiscal.