En un escenario electoral que debería reflejar la voz y los intereses de las comunidades locales, surge un fenómeno preocupante: varios candidatos al Congreso por La Araucanía no residen en la región que buscan representar. Estos llamados «turistas electorales» plantean interrogantes sobre su verdadera conexión y compromiso con los electores a quienes aspiran a servir.
Entre los casos más destacados se encuentra Rodolfo Carter, quien pretende convertirse en senador por La Araucanía compitiendo como independiente en el cupo del Partido Republicano. Sin embargo, su domicilio electoral se encuentra en La Florida, en la Región Metropolitana, lo que le impide votar por sí mismo o apoyar a los candidatos de su propia lista.
Otro ejemplo es Vanessa Kaiser, candidata a senadora por el Partido Nacional Libertario, cuyo domicilio electoral está en Lo Barnechea, también en la Región Metropolitana. Consultada sobre esta situación, Kaiser minimizó su importancia, afirmando estar más preocupada por temas como el «terrorismo» que por «una raya en un papel».
Incluso Elisa Loncón, candidata a senadora independiente con apoyo del Partido Comunista, a pesar de tener sus orígenes en Traiguén, vota en Peñalolén debido a su trabajo en la Universidad de Santiago.
Otro caso es el de Tomás Kast, candidato a diputado por Evopoli, quien tiene su registro electoral en Vitacura y reconoció no tener domicilio en La Araucanía, lo cual es un requisito constitucional para postular a la Cámara Baja.
Cuestionando la Legitimidad y Conexión con los Electores
Estos casos de «turistas electorales» plantean serias dudas sobre la legitimidad de los candidatos para representar a una región en la que no residen. ¿Cómo pueden comprender verdaderamente las necesidades y aspiraciones de una comunidad si no forman parte de ella?
La Constitución establece requisitos de residencia para los candidatos a diputados, con el fin de asegurar que quienes aspiran a representar a una región tengan un vínculo real y duradero con ella. Sin embargo, esta exigencia no se aplica a los candidatos al Senado, lo que abre la puerta a este tipo de situaciones cuestionables.
En un momento en que la confianza de los ciudadanos en sus representantes políticos se encuentra en entredicho, estos casos de «turistas electorales» amenazan con profundizar aún más esa brecha. Los electores merecen candidatos que vivan, respiren y sientan los desafíos de la región que buscan representar, no meros oportunistas que ven en La Araucanía una plataforma para sus ambiciones personales.
Un Llamado a la Reflexión y el Compromiso
Estas revelaciones deben servir como un llamado a la reflexión sobre la importancia de tener representantes genuinamente comprometidos con las comunidades a las que aspiran a servir. Los ciudadanos deben exigir a los candidatos un vínculo real y duradero con la región, más allá de intereses electorales efímeros.
Solo así podremos construir una democracia más sólida, donde los elegidos sean verdaderos portavoces de las necesidades y aspiraciones de sus electores, y no meros «turistas electorales» que buscan aprovechar una oportunidad política sin asumir las responsabilidades que conlleva.