En un movimiento que ha generado controversia, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó el despido de Erika McEntarfer, comisionada de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), la agencia encargada de elaborar las estadísticas de desempleo.
Según Trump, la decisión se tomó después de que el último reporte del BLS arrojara datos decepcionantes sobre la creación de empleos, con solo 73 mil nuevos puestos de trabajo, muy por debajo de los 110 mil estimados por los analistas. Además, la tasa de desempleo se situó en 4,2%, lo que parece haber molestado al mandatario.
El líder republicano acusó a McEntarfer, una nominada por su antecesor demócrata Joe Biden, de haber «falseado» las estadísticas el año pasado con el objetivo de impulsar la candidatura de la entonces vicepresidenta Kamala Harris en las elecciones presidenciales. Trump afirmó que necesita «cifras precisas» y que la economista será reemplazada por alguien «mucho más competente y cualificado».
Impacto en Wall Street y Presión sobre la Fed
Las débiles cifras de empleo, junto con los recientes ajustes en las políticas arancelarias de Trump, llevaron a que Wall Street cerrara la primera jornada de agosto en rojo. El Dow Jones de Industriales bajó un 1,23%, el S&P 500 cedió un 1,60% y el Nasdaq perdió un 2,24%.
Además, Trump volvió a cargar contra el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, a quien calificó de «testarudo idiota» y advirtió que si no reduce «sustancialmente» los tipos de interés, la Junta del organismo debería «tomar el control» para lograrlo.
Preocupaciones sobre Manipulación Política
El despido de McEntarfer ha generado preocupaciones sobre la posible manipulación política de las estadísticas de desempleo, algo que Trump rechazó tajantemente. El mandatario afirmó que una estadística «tan importante no puede ser manipulada por motivos políticos» y destacó que bajo su mandato la economía del país está «floreciendo».
Sin embargo, la decisión de Trump ha sido ampliamente criticada por expertos y analistas, quienes temen que pueda socavar la credibilidad y la independencia de las agencias estadísticas gubernamentales.
A medida que se desarrolla este escándalo, los ojos del país estarán puestos en cómo se manejarán las próximas cifras de empleo y desempleo, y si el nuevo responsable designado por Trump logrará restablecer la confianza en estos datos clave para la economía estadounidense.
