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domingo, julio 27, 2025

Tragedia en Argentina: Motociclista muere degollado por cable tendido por adolescentes

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En una noche que debería haber sido como cualquier otra en la ciudad argentina de Mar del Plata, una broma adolescente se convirtió en una tragedia que dejó a una familia destrozada. José Emilio Parrada, un hombre de 40 años, perdió la vida de una manera impactante cuando su motocicleta chocó contra un cable de fibra óptica tendido entre dos árboles a la altura de su cuello.

Según los informes, un grupo de cinco jóvenes, algunos de ellos menores de edad, encontraron un cable de aproximadamente 40 metros y decidieron tender una trampa mortal en la calle Soler, entre Cerrito y Marcelo T. de Alvear. Tres de ellos avanzaron con el plan, queriendo que algún conductor se detuviera y se llevara una sorpresa. Pero la víctima, José Emilio Parrada, no pudo frenar a tiempo y el impacto fue fatal.

Un accidente que se convirtió en homicidio

La autopsia reveló que Parrada sufrió un profundo tajo en el cuello y lesiones en el cráneo por el golpe al caer de la motocicleta. Su cuerpo fue arrastrado casi 10 metros, lejos de la moto. Nada pudieron hacer los médicos para salvarle la vida.

Inicialmente, se creyó que se trataba de un accidente, pero los testimonios de testigos y vecinos cambiaron el rumbo de la investigación judicial. El fiscal Marcelo Yáñez Urrutia calificó el hecho como un homicidio agravado por la participación mínima de tres menores de edad y bajo la figura de dolo eventual, es decir, los chicos «debieron saber» que tender un cable a la altura del cuello de una persona podía terminar mal.

Consecuencias legales y el drama de una familia

Los tres principales responsables, de entre 13 y 15 años, son inimputables según la ley argentina, que establece que un menor de 16 años no puede ser sometido a proceso penal, sin importar la gravedad del hecho. Otros dos adolescentes quedaron señalados por la fallida «broma», pero se alejaron antes de la colocación de la trampa mortal.

El fiscal solicitó que los jóvenes fueran evaluados por un equipo interdisciplinario y que, como medida excepcional, permanecieran privados de la libertad. Sin embargo, la jueza María Gulminelli no lo permitió, ya que no compartió la calificación de homicidio con dolo eventual. Así, los tres adolescentes de entre 13 y 15 años seguirán siendo acompañados por profesionales, pero en libertad.

La tragedia ha dejado a una familia destrozada. Parrada estaba casado y criaba como propios a los hijos de su esposa. Según informes, el hombre luchaba contra graves adicciones de las que se había logrado recuperar, en parte, gracias a su fe religiosa, después de perder a sus tres hermanos en diferentes circunstancias.

Esta historia es un recordatorio escalofriante de que incluso una broma aparentemente inofensiva puede tener consecuencias devastadoras. La pérdida de una vida y el dolor de una familia son un precio demasiado alto a pagar por la imprudencia y la falta de conciencia de unos jóvenes.

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