Mientras Chile celebra el éxito de su moderno sistema ferroviario de alta velocidad, Perú se enfrenta a una realidad muy diferente con el proyecto del tren Lima-Chosica. Lejos de ser una solución rápida y económica, como prometía el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, este proyecto se ha visto envuelto en una maraña de problemas técnicos, legales y sociales que cuestionan seriamente su viabilidad.
El municipio de Lima recibió recientemente un lote de 45 vagones y 10 locomotoras procedentes de California, Estados Unidos, que habían sido retirados del servicio por obsoletos. Sin embargo, la donación de estos trenes ha implicado un desembolso de 224 millones de dólares en logística, adecuaciones, seguros y transporte, lejos de representar el alivio presupuestario que se esperaba.
Pero los problemas no se detienen ahí. Expertos han señalado que estas unidades donadas requieren de modificaciones complejas, piezas descontinuadas y circulan en una infraestructura ferroviaria que no está en condiciones de soportarlas. Incluso, Ferrovías Central Andina, la empresa concesionaria, ha informado que solo podrá operar un tercio de la flota donada, y exclusivamente entre Lima y Huaycán.
Conflictos Institucionales y Preocupaciones Técnicas
El proyecto ha generado un conflicto entre la Municipalidad de Lima y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC). Mientras el alcalde López Aliaga insiste en una «marcha blanca» con pasajeros, el ministro César Sandoval ha sido enfático en señalar que «no se puede operar ningún servicio regular ni experimental sin estudios de ingeniería, homologación técnica, trabajos de adecuación de vía y seguridad».
Además, se han reportado incidentes técnicos, como el descarrilamiento de uno de los vagones durante su traslado. Esto ha llevado a la programación de una mesa técnica multisectorial para abordar los desafíos del proyecto.
Impacto Social y Preocupaciones Ambientales
El proyecto también ha generado incertidumbre en las comunidades vulnerables, como Gambetta Alta en el Callao, por donde está presupuestado que circule el tren. Decenas de familias viven a escasos centímetros de las vías, sin que se hayan implementado medidas de mitigación de riesgos o planes de reubicación.
Por otro lado, el senador californiano Scott Wiener ha cuestionado la exportación de trenes contaminantes hacia países con menos regulación, advirtiendo que «exportar contaminación a países con menos regulación no es una solución real».
¿Tren para Exhibición o Transporte Efectivo?
A pesar de la exhibición de los vagones en el Parque La Muralla, aún no existe un cronograma viable ni autorización oficial para operar el servicio. La Autoridad de Transporte Urbano (ATU) ha reiterado que «no existen condiciones mínimas para poner en servicio estos trenes en 2025 o 2026 si no se remedia la precariedad de la red ferroviaria y se sustituye parte del material rodante».
Mientras en Chile los trenes de alta velocidad prestan un servicio regular y eficiente, en Perú el futuro del tren Lima-Chosica se mantiene rodeado de dudas, fallas técnicas, desacuerdos institucionales y cuestionamientos sobre su verdadera viabilidad. ¿Será este proyecto una solución real para la movilidad de la capital peruana o simplemente una exhibición de ambición política?