En una conmovedora escena de justicia y venganza, el hijo adolescente de un militar asesinado en Colina se hizo cargo de defender el honor de su padre, abatiendo al hombre que le había quitado la vida.
Los hechos ocurrieron el pasado domingo en el recinto deportivo Juventud San Martín, cuando un joven chileno de aproximadamente 18 años tuvo una acalorada discusión con un militar activo de la Tesorería del Estado Mayor General del Ejército. Según las autoridades, el agresor «habría tomado un arma de fuego e intimidado a los asistentes», llegando a efectuar varios disparos.
El militar intentó calmar la situación
Ante la escalada de violencia, el militar intentó identificarse y exhibir su propia arma de fuego debidamente inscrita, con la intención de calmar los ánimos. Sin embargo, el agresor «se acerca y efectúa dos disparos a corta distancia, los que le ocasionan al militar el fallecimiento en el lugar».
El hijo toma venganza
Pero la tragedia no terminó ahí. Inmediatamente después, el hijo del militar, un joven de 17 años, tomó el arma de su padre y disparó al menos tres veces contra el hombre que había asesinado a su progenitor. El agresor falleció posteriormente en el SAR de Huechuraba.
Según el fiscal Sergio Ortega, el menor se encuentra detenido e imputado por el homicidio del hombre que asesinó a su padre. Sin duda, una situación desgarradora que refleja el profundo dolor y la necesidad de justicia que puede llevar a un joven a tomar la ley por sus propias manos.
¿Justicia o venganza?
Este caso plantea un dilema moral complejo: ¿Hasta qué punto puede justificarse la acción del hijo como un acto de legítima defensa del honor familiar? ¿O acaso su reacción violenta, aunque comprensible, no puede ser considerada un crimen en sí mismo?
Lo que es indiscutible es que esta tragedia familiar ha dejado una profunda huella en la comunidad de Colina, y servirá como un recordatorio doloroso de los altos costos que puede tener la violencia descontrolada.
