La reciente decisión de Irán de romper con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha generado una gran preocupación a nivel internacional. Tras los ataques israelíes y estadounidenses contra sus instalaciones nucleares durante los 12 días de guerra, el país persa ha optado por suspender la cooperación con la agencia de la ONU encargada de promover el uso pacífico de la energía nuclear.
Según la normativa aprobada el 2 de julio, los inspectores del OIEA ya no tendrán acceso a Irán a menos que se garantice la seguridad de sus instalaciones nucleares y de las «actividades nucleares pacíficas». Este ingreso quedará sujeto a la aprobación del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán.
Consecuencias de la ruptura
La decisión iraní ha sido duramente criticada por el director general del OIEA, Rafael Grossi, quien considera que la cooperación con el organismo es una «obligación legal» y no un «favor». Sin esta colaboración, el OIEA perderá la visibilidad sobre las reservas de uranio enriquecido del país, lo que podría generar aún más desconfianza sobre las verdaderas intenciones del programa nuclear iraní.
Desde el punto de vista diplomático, Irán se encontrará aún más aislado. La ruptura con el OIEA podría llevar al Consejo de Seguridad de la ONU a imponer nuevas sanciones, lo que debilitaría aún más la ya maltrecha economía iraní. Además, compromete las posibilidades de retomar las negociaciones con Estados Unidos, que habían sido insinuadas por el expresidente Donald Trump.
Obligaciones legales de Irán
A diferencia de Israel, Irán es signatario del Tratado de No Proliferación (TNP), que garantiza el uso pacífico de la energía atómica bajo la supervisión del OIEA. Este tratado, firmado en 1970, obliga a Teherán a aceptar las inspecciones del organismo, incluyendo las no anunciadas.
En 2003, tras revelaciones sobre actividades nucleares secretas, Irán firmó un protocolo adicional al TNP que autorizaba al OIEA a realizar inspecciones reforzadas en su territorio. Posteriormente, el Acuerdo de Viena de 2015 otorgó aún mayores poderes de control al organismo.
Si Irán no coopera con el OIEA, por ejemplo, denegando el acceso o no justificando la presencia de uranio, el organismo podría llevar el asunto al Consejo de Seguridad de la ONU, lo que podría derivar en sanciones o una mayor presión diplomática.
Implicaciones para el programa nuclear iraní
Al romper con el OIEA, Irán podrá expulsar a los inspectores, inutilizar las cámaras del organismo e interrumpir la transmisión de datos nucleares. Esto significa que ningún organismo internacional tendrá información sobre lo que ocurre en las instalaciones nucleares del país.
Aunque Irán insiste en que su programa nuclear es pacífico, esta decisión enviaría la señal contraria. Además, podría llevar a Teherán a reanudar el enriquecimiento de uranio en cuestión de meses, según ha advertido el propio Rafael Grossi.
En resumen, la ruptura de la cooperación entre Irán y el OIEA agrava aún más la crisis diplomática en torno al programa nuclear iraní, con graves consecuencias tanto a nivel internacional como para la propia economía y seguridad del país persa.