Un ex participante del popular programa juvenil «Rojo, el color del talento» ha revelado detalles impactantes sobre las prácticas cuestionables que se llevaban a cabo dentro del espacio televisivo. John Soto, un cantante que formó parte del programa en 2018, compartió su experiencia en el podcast «Reyes del Drama», exponiendo problemas legales y éticos que enfrentaron los concursantes.
Según Soto, al llegar al programa, los participantes debían firmar un contrato que les impedía hablar sobre lo que sucedía dentro del set. Sin embargo, a pesar de esta restricción, el programa no les proporcionaba una remuneración adecuada. «Cuando llegas a ‘Rojo’ te hacen firmar un contrato, no puedes decir nada de lo que pasa adentro, pero a la vez no te pagan y uno tiene que estar ahí todo el día»
, denunció el ex concursante.
Prioridad al Sensacionalismo sobre el Talento
Pero las revelaciones de Soto no se detienen ahí. El joven artista afirma que el programa «Rojo» se enfocaba más en generar controversia y captar la atención del público que en desarrollar y potenciar el talento de los participantes.
«El director de contenido nos decía que tenía reuniones a puerta cerrada para ver qué se hacía, porque había que crear cahuines. Nos proponían besarnos entre nosotros y cosas así»
, reveló Soto, exponiendo cómo el programa alentaba a los concursantes a involucrarse en situaciones polémicas y poco éticas.
Impacto en la Situación Migratoria de los Participantes
Además de estas prácticas cuestionables, Soto también denunció que la falta de un contrato laboral formal dificultó seriamente el proceso de regularización migratoria de los participantes extranjeros, como él, que llegaron a Chile para formar parte del programa.
«Rojo, a pesar de tener un contrato, no me pagaba, entonces no tenía imposición de nada»
, explicó Soto, lo que le impidió demostrar vínculos laborales en el país y complicó su situación migratoria.
Estas revelaciones han generado un impacto significativo en la percepción del público sobre el programa «Rojo, el color del talento», cuestionando las prácticas éticas y legales que se llevaban a cabo dentro del espacio televisivo. La transparencia y el bienestar de los participantes parecen haber sido sacrificados en aras del sensacionalismo y la búsqueda de audiencia.
