Bolsonaro y siete de sus aliados han sido imputados por el Tribunal Supremo de Brasil por los delitos de rebelión e intento de golpe de Estado. La Fiscalía presentó pruebas de que el expresidente brasileño conocía, manejaba y discutía el borrador de un plan golpista, que también involucra a otros altos funcionarios.
Según el relator del caso, Alexandre de Moraes, existen pruebas razonables que sustentan la denuncia. Los acusados incluyen al exministro de Justicia Anderson Torres, los exresponsables de Defensa Walter Braga Netto y Paulo Nogueira, el exjefe de Gabinete de Seguridad Augusto Heleno Ribeiro, el exdirector de Inteligencia Alexandre Ramagen, el excomandante de la Marina Almir Garnier Santos y el coronel Mauro Cid, mano derecha de Bolsonaro.
Evidencia de un Plan Golpista
De Moraes refutó la defensa de Bolsonaro, quien alegaba que los participantes en los ataques eran personas religiosas y de edad avanzada. No se ve ninguna Biblia
, dijo el juez, dejando claro que aquello no fue un domingo en el parque
.
La Fiscalía presentó pruebas de que la organización criminal siguió todos los pasos necesarios para deponer al Gobierno legítimamente elegido. Esto incluía un plan para asesinar al presidente Lula, al vicepresidente Alckmin y al juez Moraes, conocido como el plan ‘Puñal verde y amarillo’.
Resistencia del Ejército y Medidas de Excepción
Según De Moraes, el objetivo golpista no se hizo realidad debido a la resistencia del Ejército y medidas de excepción adoptadas. Ahora, Bolsonaro y sus aliados enfrentan una pena de hasta 40 años de cárcel por estos delitos.
El expresidente brasileño no estuvo presente durante la votación, optando por seguir el proceso por videoconferencia desde la oficina de su hijo en el Senado. Tras la imputación, se iniciará la fase de instrucción, donde las partes recabarán pruebas y tomarán declaración a testigos antes de que el tribunal tome una decisión final.
