Los últimos datos de la Superintendencia de Educación han puesto en evidencia una alarmante tendencia en la región de Valparaíso: las denuncias por violencia escolar aumentaron en más de un 9% durante el año 2024. Este preocupante incremento rompe con la leve disminución que se había registrado en 2023, dejando claro que la violencia en las escuelas sigue siendo un desafío apremiante que requiere una respuesta integral y efectiva.
Según los informes, del total de 2.169 denuncias recibidas, un 76% corresponde al ámbito de convivencia, lo que equivale a 1.641 casos. Dentro de este rubro, las quejas más frecuentes se relacionan con «situaciones de maltrato hacia párvulos y/o estudiantes«, con 893 denuncias.
La Violencia, un Reflejo de la Sociedad
Para el director regional de la Superintendencia de Educación en Valparaíso, Reinaldo Orellana, este preocupante escenario no es ajeno a la realidad de la comunidad escolar, ya que la violencia es «estructural en la sociedad». En este sentido, Orellana resaltó los esfuerzos legislativos en curso, como la Ley sobre Convivencia, Buen Trato y Bienestar de las Comunidades Educativas y la Ley TEA, que buscan abordar de manera integral la problemática de la violencia y la discriminación en los establecimientos educacionales.
Discriminación, un Problema Persistente
Según la doctora en Neurociencia Cognitiva Aplicada y académica de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), Lillian Loezar, pese a las acciones adoptadas, la discriminación por necesidades educativas especiales sigue en aumento. Este es un aspecto que requiere una atención prioritaria, ya que vulnera los derechos y el bienestar de los estudiantes más vulnerables.
Por su parte, la directora ejecutiva de la agrupación Escuelas Abiertas, María Teresa Romero, señaló que el actual panorama es «un reflejo de la inseguridad» y apuntó a las autoridades como responsables de abordar esta crisis de manera efectiva.
Llamado a la Acción: Proteger a Nuestros Estudiantes
Estos preocupantes datos deben servir como un llamado de atención para las autoridades y la comunidad educativa en su conjunto. Es imperativo implementar estrategias integrales y sostenibles que aborden las raíces de la violencia escolar, promuevan la inclusión y el respeto, y garanticen un entorno seguro y propicio para el aprendizaje y el desarrollo de nuestros estudiantes.
Solo a través de un esfuerzo conjunto y una voluntad inquebrantable podremos revertir esta tendencia alarmante y asegurar que nuestras escuelas sean espacios de convivencia pacífica, respeto y oportunidades para todos.
