Un equipo de científicos ha realizado un importante descubrimiento sobre los factores genéticos que contribuyen a la obesidad tanto en perros como en humanos. Al estudiar a los labradores retrievers británicos, los investigadores lograron identificar múltiples genes que se asocian directamente con la propensión a la obesidad en esta raza canina. Lo más sorprendente es que varios de estos genes también se encuentran presentes en los seres humanos, lo que sugiere una conexión genética fundamental entre la obesidad en ambas especies.
El Gen Clave: DENND1B y su Impacto en el Equilibrio Energético
El gen DENND1B resultó ser el factor genético más fuertemente asociado con la obesidad en los labradores. Este gen afecta directamente a una vía cerebral clave conocida como la vía leptina-melanocortina, la cual desempeña un papel fundamental en la regulación del equilibrio energético del cuerpo. Los investigadores descubrieron que los perros que portan la variante genética de DENND1B tienen aproximadamente un 8% más de grasa corporal que aquellos que no la poseen.
Otros Genes Relacionados: Revelando Conexiones Sorprendentes
Además del DENND1B, el equipo de investigación también mapeó otros cuatro genes asociados con la obesidad canina, aunque con un efecto menos pronunciado. Lo más interesante es que estos genes también se encuentran presentes en los seres humanos, lo que sugiere una base genética compartida entre la obesidad en perros y humanos.
Implicaciones y Aplicaciones Prácticas
Estos hallazgos tienen importantes implicaciones tanto para la investigación como para el manejo de la obesidad en ambas especies. Si bien los genes identificados no son objetivos obvios para el desarrollo de fármacos para adelgazar, ya que también controlan otros procesos biológicos clave, estos resultados resaltan la importancia de las vías cerebrales fundamentales que regulan el apetito y el peso corporal.
Además, el estudio reveló que, al igual que en los humanos, la obesidad en los perros no se debe a un solo gen, sino a la combinación de múltiples variantes genéticas. Esto significa que los dueños de perros con alto riesgo genético de obesidad deben prestar especial atención al control de la dieta y el ejercicio de sus mascotas, ya que pueden evitar que desarrollen problemas de peso, al igual que sucede con las personas propensas a la obesidad.
«Estudiar a los perros nos enseñó algo muy importante: los dueños de perros delgados no son moralmente superiores, igual que pasa con las personas delgadas. Si tienes un alto riesgo genético de obesidad y hay mucha comida disponible, tiendes a comer en exceso y a ganar peso a menos que hagas un gran esfuerzo para no hacerlo»
, explicó Eleanor Raffan, investigadora de la Universidad de Cambridge y directora del estudio.
En resumen, este importante descubrimiento no solo demuestra la estrecha relación genética entre la obesidad canina y humana, sino que también abre nuevas vías para comprender mejor los mecanismos subyacentes y desarrollar enfoques más efectivos para abordar la epidemia de obesidad que afecta a ambas especies.