Comprendiendo el Fenómeno ENOS
El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) es un evento climático cíclico, pero no periódico, que se manifiesta de dos formas opuestas: El Niño y La Niña. Estos fenómenos se originan por variaciones en la temperatura de la superficie del mar en una zona específica del Océano Pacífico ecuatorial, lo que a su vez afecta los patrones de viento y precipitaciones a nivel global.
El Fenómeno de La Niña
Durante La Niña, las temperaturas de la superficie del mar en el centro del Océano Pacífico se vuelven más frías de lo normal. Esto hace que los vientos sean más fuertes y empujen el agua cálida hacia el oeste, cerca de Asia. Como resultado, en la costa americana emerge agua más fría desde las profundidades. En América del Norte, La Niña suele provocar períodos secos e inviernos más fríos, mientras que en América del Sur predominan condiciones más secas y frescas, especialmente en Ecuador y Perú. Por el contrario, en el Caribe y el noreste de Brasil las lluvias se vuelven más abundantes.
El Fenómeno de El Niño
Por otro lado, El Niño se produce cuando las temperaturas de la superficie del mar en la región central y oriental del Océano Pacífico se vuelven más cálidas de lo normal. Esto se debe a que los vientos alisios, que empujan las aguas cálidas hacia el oeste, se debilitan, permitiendo que la parte central y oriental del Pacífico se caliente más. Los efectos climáticos de El Niño pueden variar, pero suelen incluir fuertes lluvias e inundaciones en la costa oeste de Sudamérica, mientras que en otras regiones como Australia y el Sudeste Asiático pueden causar sequías y olas de calor.
Predicciones para los Próximos Meses
Según las últimas informaciones de la NOAA, el fenómeno de La Niña ya se ha instalado en la región y persistirá hasta los meses de febrero-abril de 2025, con una transición a un estado neutral hacia mayo. Este evento climático traerá menos lluvias al centro y sur de Chile y temperaturas más frías, aunque se considera un episodio débil, lo que puede moderar sus impactos.
Las autoridades recomiendan tomar medidas preventivas, como la gestión eficiente del agua y el monitoreo climático para planificar actividades como la agricultura. Es importante estar preparados y adaptarse a los cambios que estos fenómenos puedan traer a nivel local y regional.