El fútbol chileno se encuentra nuevamente en una encrucijada, luego de que el Consejo de Presidentes aprobara el polémico artículo 11 de las bases del torneo de la Segunda División Profesional. Esta decisión, tomada por mayoría de los clubes de Primera A y B, implica que la competencia se realizará únicamente con jugadores Sub 23.
Esta medida va en contra de la solicitud realizada por el Sindicato de Futbolistas Profesionales (Sifup), que había advertido sobre los problemas que traería consigo. De hecho, el presidente de Sifup, Gamadiel García, había señalado que el gremio debía consultar a sus asociados antes de tomar cualquier acción, dejando entrever la posibilidad de un paro inminente e inevitable.
Una División Profundamente Dividida
La jornada en la que se aprobó esta medida dejó en evidencia la profunda división que existe en la categoría. Siete clubes, entre ellos Trasandino, Concon National, General Velásquez, Deportes Rengo, Ovalle, Real San Joaquín y Provincial Osorno, respaldaron la aprobación del artículo 11. Por el contrario, San Antonio Unido, Deportes Concepción, Deportes Puerto Montt y Deportes Linares instaron a no modificar la norma, argumentando los buenos resultados de la última edición del torneo.
Según el periodista Marco Escobar de DirecTV Sports, el Sifup ya ha convocado a una asamblea de capitanes para la próxima semana, con el objetivo de votar la paralización del campeonato. Esta medida podría poner en jaque la realización del torneo de la Segunda División Profesional en el año 2025.
Desafíos y Oportunidades por Delante
La aprobación de esta norma plantea una serie de desafíos y oportunidades para el fútbol chileno. Por un lado, podría abrir la puerta a la promoción de talentos jóvenes, brindándoles la oportunidad de destacar en el ámbito profesional. Sin embargo, también existe el riesgo de que se vea afectada la calidad del espectáculo y la competitividad de la Segunda División.
Además, la posible paralización del torneo por parte del Sifup podría generar un impacto negativo en el desarrollo del fútbol a nivel nacional, afectando a los clubes, los jugadores y los aficionados. Es fundamental que las autoridades y los actores involucrados logren encontrar un equilibrio entre los intereses de los jugadores y el crecimiento del fútbol chileno.
En resumen, el torneo Sub 23 en la Segunda División se perfila como un tema controversial y desafiante que requerirá de una gestión cuidadosa por parte de los responsables, con el objetivo de encontrar soluciones que beneficien a todos los involucrados en el ecosistema del fútbol nacional.