Gregor Formanek, un exguardia del campo de concentración nazi de Sachsenhausen, se enfrentará a juicio en Alemania a sus 100 años de edad por su presunta complicidad en 3,322 casos de asesinato. La Audiencia Territorial de Fráncfort ha decidido reabrir el caso, revocando una resolución previa que había descartado procesarlo debido a su avanzada edad.
Formanek, nacido en 1924, ingresó en las SS nazis en 1943 y fue destinado al campo de Sachsenhausen, ubicado en el este de Alemania, donde trabajó como guardia entre julio de 1943 y febrero de 1945. Durante ese periodo, vigiló a los prisioneros y supervisó su traslado desde estaciones de tren, lo que, según la fiscalía, le habría permitido conocer las extremas condiciones que se vivían en el campo.
Se estima que decenas de miles de prisioneros murieron allí, víctimas de ejecuciones, abusos y enfermedades, mientras que alrededor de 200,000 personas pasaron por sus instalaciones. Si Formanek enfrenta juicio, se trataría de uno de los últimos procesos relacionados con crímenes del régimen nazi, dado el envejecimiento de los involucrados.
Precedentes de Justicia Tardía
En 2022, otro exguardia del mismo campo, de 101 años, fue condenado a cinco años de prisión por su complicidad en 3,500 asesinatos. Ese mismo año, una exsecretaria del campo de concentración de Stutthof recibió una sentencia de dos años por complicidad en 10,505 asesinatos.
La decisión de Fráncfort marca un nuevo paso en los esfuerzos por llevar ante la justicia a quienes participaron en las atrocidades nazis, subrayando la importancia de garantizar procesos judiciales adecuados, incluso en casos marcados por el paso del tiempo.
Desafíos de la Justicia Tardía
Si bien estos juicios tardíos enfrentan desafíos debido a la avanzada edad de los acusados, su importancia radica en enviar un mensaje claro de que los crímenes del Holocausto no quedarán impunes, sin importar cuánto tiempo haya pasado. Además, estos procesos pueden brindar cierre y justicia a las víctimas y sus familias, incluso décadas después.
El caso de Gregor Formanek es un recordatorio de que la búsqueda de la justicia por los horrores del pasado debe continuar, incluso cuando los perpetradores alcanzan edades centenarias. Es un esfuerzo por mantener viva la memoria de las atrocidades cometidas y asegurar que nunca más se repitan.