La regulación financiera y la tecnología a menudo parecen mundos separados, pero en realidad están cada vez más entrelazados. Al igual que en la traducción literaria, donde los traductores construyen conexiones que permiten el diálogo entre diferentes idiomas y culturas, la traducción tecnológica es fundamental para materializar las reglas financieras en soluciones concretas.
El desafío radica en cerrar la brecha entre el lenguaje legal de las normas y los requisitos técnicos necesarios para su implementación. La ley puede establecer principios, estándares y obligaciones, pero su cumplimiento exige soluciones tecnológicas robustas y auditable.
De la Letra de la Ley a la Realidad Digital
Tomemos el ejemplo de la Ley Fintech y el Sistema de Finanzas Abiertas. Esta normativa representa un cambio de paradigma en cómo nos relacionamos en el ecosistema financiero, fomentando la competencia, la inclusión y la innovación. Sin embargo, entre la definición legal y su implementación práctica hay un reto clave que no se puede ignorar.
Si bien la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) ha avanzado en la definición de estándares para el intercambio de información, seguridad y autenticación, el verdadero desafío radica en traducir esos principios legales en soluciones tecnológicas robustas y confiables. No basta con tener APIs (interfaces de programación de aplicaciones) que permitan la interconexión; estas deben estar reguladas, auditadas y diseñadas para generar confianza en el sistema.
Lecciones de los Pioneros en Finanzas Abiertas
La experiencia internacional muestra que los países líderes en finanzas abiertas han invertido en marcos técnicos sólidos, periodos de prueba, revisiones periódicas de las normas y certificaciones específicas para las APIs. Estos elementos son fundamentales para que la promesa de la ley se materialice en una realidad segura y fluida para los usuarios.
En este sentido, la traducción tecnológica se convierte en el puente que conecta el lenguaje regulatorio con los entornos de prueba, los estándares de interoperabilidad y las certificaciones que permiten desarrollar soluciones funcionales, conformes y con la menor fricción posible.
Construyendo un Ecosistema Financiero Confiable
El éxito de las finanzas abiertas depende de la colaboración entre reguladores, bancos, fintechs y proveedores tecnológicos. Juntos deben seguir trabajando en esta conversación difícil, pero posible, entre la regulación y la tecnología.
Solo así podremos posicionar a las entidades financieras en un marco seguro y confiable para sus clientes, reduciendo costos operativos y fomentando la innovación. La invitación es a seguir avanzando en esta traducción tecnológica que hará realidad la promesa de las finanzas abiertas.