Un sismo de magnitud 5.3 se registró esta mañana en la región de Antofagasta, Chile. Según el reporte del Centro Sismológico Nacional, dependiente de la Universidad de Chile, el movimiento telúrico se originó a 26 kilómetros al norte de la ciudad, a una profundidad de 70 kilómetros.
Si bien el sismo se percibió con fuerza en la zona, las autoridades competentes rápidamente descartaron cualquier riesgo de tsunami. El Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) y el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA) confirmaron que las características del sismo no cumplían con los requisitos necesarios para generar una ola gigante en las costas chilenas.
Respuesta Coordinada de las Autoridades
Tras el sismo, los organismos de emergencia activaron de inmediato sus protocolos de monitoreo y evaluación. Según reportes de Radio Bío Bío, el movimiento telúrico provocó la caída de algunos objetos en el interior de las viviendas, pero no se han reportado daños mayores ni víctimas.
El Centro Sismológico Nacional reiteró que la magnitud revisada del sismo fue de 5.3, clasificándolo como de «moderada» intensidad. Gracias a la rápida y coordinada respuesta de las autoridades, la población pudo mantenerse tranquila y segura durante este evento sísmico.
Lecciones Aprendidas y Preparación Continua
Este sismo en Antofagasta sirve como un recordatorio de la importancia de contar con sistemas de alerta y protocolos de emergencia eficientes. Las autoridades demostraron su capacidad de reacción y su compromiso con la seguridad de los ciudadanos.
Más allá de este incidente, es crucial que Chile siga fortaleciendo su preparación ante posibles eventos sísmicos y tsunamis en el futuro. La inversión en infraestructura resiliente, la educación comunitaria y los ejercicios de simulacro son fundamentales para minimizar los riesgos y proteger vidas.
