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viernes, octubre 24, 2025

Perrera Arte: 30 Años de Resistencia Creativa en la Ciudad de las Heridas

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Dividió al país y agitó las tranquilas aguas del arte. Hace 30 años, Antonio Becerro, un artista desafiante y visionario, transformó una vieja perrera en el Centro Experimental Perrera Arte, un espacio que se convertiría en un símbolo de resistencia y experimentación creativa en Chile.

De la Ruina a la Belleza Oculta

Cuando Becerro concibió Perrera Arte, muchos lo vieron como un Frankenstein de la cultura. ¿Quién recogería cadáveres de perros atropellados para convertirlos en esculturas y luego transformaría esa vieja perrera en un centro cultural? Sin embargo, Becerro veía belleza donde otros solo veían ruina. «Kafka es mi Buda. Solo buscaba mi lugar», explica. Para él, el arte era una «herramienta prehistórica para sobrevivir al horror de estar vivo».

Resistencia y Memoria

Desde sus inicios, Perrera Arte se convirtió en un cuerpo vivo de memoria, un espacio que reflejaba la metamorfosis de la ciudad y del país. Becerro recuerda las goteras, el frío y la lluvia que se filtraba en aquel lugar, que para muchos artistas emergentes se convirtió en un refugio. «Los fantasmas le tenían respeto a los pastabaseros del río Mapocho», evoca.

Más Allá de los Arquetipos

Aunque Becerro fue recordado como un punk bohemio de los noventa, él se considera un «conservador libertario». «Usaba bototos con punta de fierro, de construcción, para sobrevivir en la calle. Los compraba en el persa de Franklin, donde todo era barato. Me cargan los arquetipos: el punk es una actitud, no una apariencia», aclara.

Treinta Años de Gestos Imborrables

A lo largo de tres décadas, Perrera Arte ha sido testigo de momentos y gestos imborrables: desde las coreografías de la Compañía I.D.E.a y las performances de Pedro Lemebel, hasta las conversaciones lúdicas con Raúl Ruiz y los aullidos poéticos de Carmen Berenguer. Becerro recuerda con cariño a los perros guardianes del espacio y a las convocatorias de arte que sirvieron de catapulta para artistas emergentes.

Desobediencia y Legado

Hoy, Perrera Arte está en manos de un equipo de mujeres líderes que, según Becerro, son desobedientes por naturaleza y conciencia. «Son el nervio del cuerpo. Parecen que sienten todas juntas al mismo tiempo y en el mismo lugar», afirma. Su sueño es que este laboratorio de arte experimental siga siendo un refugio para las generaciones futuras, sin importar cómo se llame.

Perrera Arte se ha convertido en un fenómeno de la cultura chilena, un espacio que desafía los límites del arte y la sociedad, y que sigue aullando como un perro inconsolable en defensa de la creatividad y la resistencia.

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