La trágica muerte de un conductor de 31 años en Chengdu, China, ha puesto en el centro de la atención mundial los riesgos inherentes al diseño de los vehículos eléctricos. El accidente, en el que el vehículo Xiaomi SU7 del fallecido Deng se incendió y sus puertas eléctricas quedaron bloqueadas, impidiendo su rescate, ha desatado una ola de críticas y cuestionamientos sobre la seguridad de estos sistemas.
Las imágenes captadas por testigos muestran los desesperados intentos de los transeúntes por abrir las puertas del vehículo en llamas, sin éxito. Este incidente se produce meses después de otra tragedia similar que involucró a un Xiaomi SU7 en una autopista china, lo que ha reavivado el debate sobre la funcionalidad de las manillas eléctricas que se retraen para mejorar la aerodinámica.
El dilema de la seguridad vs. la eficiencia
Si bien estos sistemas cuentan con liberaciones manuales de emergencia, su ubicación y complejidad pueden dificultar su acceso en situaciones críticas, cuando cada segundo cuenta. Esto plantea un dilema fundamental para la industria de los vehículos eléctricos: ¿cómo equilibrar la estética, la eficiencia y la seguridad de los ocupantes?
Desde una perspectiva económica, el accidente ha tenido un impacto significativo en las acciones de Xiaomi, que registraron su mayor caída desde abril. Esto refleja la preocupación de los inversores no solo por el daño reputacional, sino también por el riesgo regulatorio que podría imponer nuevas normas de seguridad a toda la industria.
Un problema global con implicaciones locales
La investigación abierta por la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de EE.UU. sobre defectos en las manillas del Tesla Model Y, y la evaluación de un importante regulador chino para prohibir los diseños de manijas totalmente ocultas, evidencian que este no es un problema aislado, sino una preocupación global que afecta a diversos fabricantes de vehículos eléctricos.
A medida que la transición hacia la movilidad eléctrica se acelera, es crucial que los fabricantes prioricen la seguridad de los ocupantes por encima de otros factores, como la eficiencia aerodinámica o el diseño estético. La tragedia de Chengdu es un doloroso recordatorio de que la innovación tecnológica no debe descuidar los aspectos más básicos de la protección de la vida humana.