En una conmovedora historia que sirve como recordatorio de la fragilidad de la vida, una mujer francesa de 60 años, Bernadette Delmotte, perdió la vida de una manera inesperada y devastadora. Mientras lavaba su Fiat 500 rojo en el pueblo de Bissy-sur-Fley, Bernadette quedó fatalmente atrapada en la ventana de su propio automóvil.
Según las investigaciones, Bernadette se inclinó por la ventana para alcanzar el freno de mano, pero accidentalmente presionó el control automático. En cuestión de segundos, el cristal se levantó y le aplastó el cuello, asfixiándola. «Parece que el freno de mano no estaba puesto», declaró su amiga Béatrice.
Una tragedia que podría haber sido evitada
La hipótesis es que, al quedar el auto sin freno, Bernadette se arrojó por la ventana abierta para intentar detenerlo, pero su mano se movió sobre el control de la ventana, que se cerró sobre su cuello cuando se enderezó. «Pero su mano se movió sobre el control de la ventana, y cuando se enderezó, la ventana se detuvo en su cuello», confirmó Béatrice.
Mientras Bernadette luchaba por su vida, sus amigos la esperaban para cenar esa noche y se preocuparon cuando nunca apareció. Después de llamadas sin respuesta, fueron a su casa y descubrieron su cuerpo todavía atrapado en la ventana. Una autopsia confirmó que la causa de la muerte fue asfixia, y las autoridades clasificaron el caso como un «trágico accidente».
Lecciones aprendidas y precauciones a tomar
Esta devastadora tragedia sirve como un recordatorio de la importancia de mantener siempre la seguridad en mente, incluso en las tareas más cotidianas. Expertos recomiendan asegurarse de que el freno de mano esté puesto y el vehículo esté apagado antes de realizar cualquier tipo de mantenimiento o limpieza. Además, es crucial estar atento a los controles eléctricos y no perder la concentración en ningún momento.
Si bien nada puede devolver a Bernadette a sus seres queridos, su trágica historia puede ayudar a prevenir que otros sufran un destino similar. Que su legado sea un recordatorio de la importancia de la seguridad y la vigilancia, incluso en los momentos más rutinarios.