En un mundo cada vez más digitalizado, la Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en una herramienta cada vez más utilizada para planificar viajes y vacaciones. Sin embargo, esta tecnología también ha dado lugar a un fenómeno preocupante: la creación de destinos turísticos ficticios que están engañando a los viajeros.
Un caso emblemático es el del «Cañón Sagrado de Humantay», un supuesto atractivo turístico ubicado en el altiplano de Perú. Dos turistas pagaron 160 dólares, poco más de 150 mil pesos chilenos, para visitar este lugar, solo para terminar abandonados en medio de una carretera rural. Según Miguel Ángel Góngora Meza, fundador de Evolution Treks Perú, el nombre es una combinación de dos lugares que no tienen ninguna relación con la descripción proporcionada por la IA.
Este no es un caso aislado. Una encuesta de Global Rescue publicada en agosto de este año reveló que el 24% de los turistas utilizan IA para planificar sus viajes, con una adopción aún mayor entre los menores de 35 años (40%). Este uso se ha duplicado desde octubre de 2024, cuando apenas alcanzaba el 11%, evidenciando una adopción acelerada, especialmente entre los jóvenes.
Pero los problemas no se limitan solo a destinos ficticios. La IA también ha recomendado visitar la Torre Eiffel en China o programar trayectos a pie que en realidad pueden durar horas. Incluso se han reportado casos de uso fraudulento de la IA, como la suplantación de plataformas de viaje o la creación de imágenes falsas de alojamientos.
Los expertos advierten que, si bien la IA puede ser una herramienta útil para la planificación de viajes, no debe seguirse al pie de la letra. Recomiendan usar la IA como un punto de partida, pero siempre verificar cada dato y destino a través de fuentes oficiales. «El peligro en el uso de la IA no se restringe solo a eso, sino que también ha sido utilizada de manera fraudulenta», señala Góngora Meza.
En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, es crucial que los viajeros mantengan una actitud crítica y se aseguren de que sus planes de viaje se basen en información confiable y verificada. De lo contrario, podrían terminar como los turistas del «Cañón Sagrado de Humantay»: engañados y abandonados en medio de la nada.