Mientras la mayoría de nosotros pensamos en los chimpancés como criaturas salvajes y poderosas, un nuevo estudio ha revelado un sorprendente secreto sobre su dieta: estos primates beben el equivalente a casi dos bebidas alcohólicas al día.
La investigación, liderada por un equipo internacional de científicos de la Universidad de California en Berkeley, ha analizado el consumo de alcohol en chimpancés salvajes de Uganda y Costa de Marfil. Los resultados son fascinantes: los chimpancés machos y hembras ingieren un promedio de 14 gramos de etanol puro al día, lo que equivale aproximadamente a una bebida alcohólica estándar estadounidense.
El «Mono Borracho» y Nuestros Ancestros Comunes
Según los autores del estudio, este hallazgo respalda la hipótesis del «mono borracho» planteada en 2016 por el profesor Robert Dudley. Esta idea sugiere que la atracción de los humanos por el alcohol tiene sus raíces en los comportamientos de nuestros primeros homínidos.
Dudley explica que los animales buscan el etanol porque su olor les ayuda a encontrar alimentos con mayor contenido de azúcar, lo que les proporciona un mayor rendimiento energético. Además, el alcohol también puede aumentar el placer de comer, de forma similar a cuando se toma vino con la cena. Incluso es posible que compartir fruta con alcohol influya en los vínculos sociales entre primates.
Una Herencia Alimentaria Compartida
Para Aleksey Maro, autor principal del estudio, los chimpancés consumen una cantidad de alcohol similar a la que consumiríamos si comiéramos alimentos fermentados a diario. Esto sugiere que la atracción humana por el alcohol probablemente surgió de esta herencia alimentaria compartida con nuestros antepasados comunes.
Aunque no está claro si los chimpancés buscan intencionalmente frutas con altos niveles de etanol, lo cierto es que el alcohol es una parte habitual de su dieta. Y probablemente también lo fue para nuestros ancestros humanos, según concluyen los investigadores.
Implicaciones y Futuras Investigaciones
Este estudio sobre el consumo de alcohol en chimpancés salvajes podría ayudar a explicar por qué la atracción de los seres humanos por el alcohol persiste hasta el día de hoy. Además, analizar este comportamiento en primates no humanos en la naturaleza podría aportar valiosas perspectivas sobre nuestras propias tendencias y orígenes.
A medida que continuamos explorando los vínculos entre los humanos y nuestros parientes más cercanos en el árbol evolutivo, este fascinante descubrimiento sobre los «bebedores silenciosos» de la naturaleza nos recuerda que aún tenemos mucho que aprender sobre nuestro pasado compartido.