Después de 46 años de espera angustiosa, María Soto, una mujer de 64 años, se reencontró esta semana con sus hijas gemelas María Luisa y Valeska en el Aeropuerto Internacional Carriel Sur, en la región del Bío Bío, Chile. La emotiva reunión tuvo lugar a solo un día de la conmemoración de los 52 años del golpe militar que dio inicio a la dictadura en el país.
La historia de María Soto es desgarradora. En 1979, cuando sus hijas tenían apenas 2 años, fueron sustraídas de su cuidado mientras participaban en el programa «Gotita de Leche» por presentar desnutrición. A Soto se le informó entonces que las niñas habían sido dadas en adopción, sin más detalles. Durante décadas, lo único que supo es que sus hijas estaban en Italia.
Gracias a la perseverancia de uno de sus nietos en Italia, quien buscó a la agrupación Hijos y Madres del Silencio y a la plataforma MyHeritage, el reencuentro finalmente se hizo realidad. Coincidentemente, un año antes, Soto había enviado una prueba de ADN a Estados Unidos con la esperanza de encontrar a sus hijas.
Un Momento Cargado de Emoción
El emotivo momento del reencuentro fue capturado por Canal 9 Bío Bío TV en el aeropuerto. Las gemelas, que no conservan sus nombres de nacimiento, expresaron su felicidad a través de una traductora: «Quiero disfrutar estos días con mamá y toda la familia», dijo María Beatriz, una de ellas. Su hermana Adelia agradeció a su hijo por haber dado inicio a esta historia de reencuentro.
Por su parte, María Soto se mostró desbordada de alegría: «Estoy feliz de poder tener a mis niñas a mi lado. Gracias a todos los que me apoyaron. Yo fui a su canal (Canal 9), golpeé las puertas y me atendieron inmediatamente y escucharon mi caso». La mujer también agradeció al alcalde de Hualpén, Miguel Rivera, por su apoyo fundamental.
Una Historia que Conmueve a Chile
El reencuentro de María Soto con sus hijas gemelas ha conmovido profundamente a la opinión pública chilena, a solo un día de la conmemoración de los 52 años del golpe militar. Este caso pone de manifiesto las dolorosas consecuencias de las prácticas ilegales de adopción que tuvieron lugar durante la dictadura, separando a familias de manera forzada.
La perseverancia de María Soto y el apoyo de la comunidad han hecho posible este final feliz, que sin duda servirá de inspiración para otras madres que aún buscan a sus hijos sustraídos durante ese oscuro período de la historia de Chile.