En una revelación estremecedora, el agente chileno reconocido por la FIFA, Gabriel Silva-Riesco, relató su terrible experiencia tras ser detenido por la policía argentina durante la violenta cancelación del partido entre Independiente y La U por la Copa Sudamericana en Avellaneda.
Según el testimonio de Silva-Riesco, a una semana de los hechos, el clima en el estadio Libertadores de América era inicialmente similar a cualquier otro duelo de la Copa Libertadores, hasta que la violencia escaló en el sector asignado al público visitante. «Fue un enfrentamiento que se hizo cada vez más tenso y directo, sobre todo con las personas que estaban en el codo. La barra de la U lanzó una bomba de estruendo al codo (de Independiente) que detonó e hizo que desalojaran allí, salvo algunos hinchas de Independiente que siguieron ahí batallando y tirando objetos», relató.
Fue en ese momento cuando, según el abogado y representante chileno, la policía entró a desalojar el sector donde se encontraban las familias de los jugadores de La U y los dirigentes. «Ahí nos llegó el rumor de que los hinchas de Independiente estaban tratando de ingresar a nuestra galería».
La Brutal Represión Policial
Fue entonces cuando, en palabras de Silva-Riesco, «nos cayó una bomba de estruendo a nuestro sector, no a la galería misma, sino al sector de los accesos. Ahí la gente empezó a correr».
«Teníamos a los barras de Independiente muy encima. Había hileras de policías y seguridad privada esperándonos. Ahí comenzó lo más brutal y extraño. En vez de querer contener la situación, resguardarnos o ayudarnos, que es lo que cualquier persona esperaría de la policía, comenzaron a agarrarnos a palos», aseveró el representante chileno.
Torturas y Amenazas de Muerte
Incluso después de identificarse como agente profesional, Silva-Riesco no escapó a la brutal paliza policial. «No nos dieron ninguna explicación, se observaba que estaban pegando como si lo disfrutaran, se les veía en el rostro. Había padres con sus hijos, mujeres, pero no hicieron ningún tipo de distinción. No estábamos metidos en disturbios, estábamos saliendo del estadio, fue al azar. Al que agarraban lo cagaban a piñas y se iba detenido», lamentó.
Ya de vuelta en Chile, tras pasar dos noches detenido, el abogado relató que «cuatro o cinco policías nos decían que habíamos asesinado a una niña de siete años» y que «no íbamos a salir con vida». Silva-Riesco desea ahora olvidar esta traumática experiencia, enfocándose en su trabajo y en seguir adelante.
