Como docente con años de experiencia, me entristece profundamente ver cómo en algunos de los liceos emblemáticos de Santiago, la llamada «protesta estudiantil» ha degenerado en un espectáculo violento, con overoles blancos, capuchas y bombas incendiarias. Lo que antes podía ser un espacio de diálogo y disenso, hoy se ha convertido en sinónimo de riesgo para estudiantes, profesores y asistentes de la educación.
El saldo es claro: compañeros heridos, docentes afectados y comunidades escolares que pagan un alto costo por actos que nada tienen que ver con el aprendizaje. Es urgente identificar y sancionar a quienes impulsan a estos jóvenes a cometer delitos, porque es evidente que no actúan solos. Hay adultos que amparan o inspiran estas conductas, y es momento de que asuman su responsabilidad.
Aplicar la Ley Aula Segura con Firmeza
Como profesora, sé que el diálogo y la formación son herramientas poderosas, pero también sé que la autoridad sin respaldo no sirve. La solución pasa por aplicar de manera efectiva la Ley Aula Segura, respetar y fortalecer las facultades de los directores para sancionar a quienes cometan delitos en los establecimientos, y garantizar que estas decisiones tengan el respaldo legal y político necesario. Solo así podremos proteger a las comunidades educativas y devolverles un entorno seguro para aprender y enseñar.
Educar con Respeto, Disciplina y Compromiso
Quienes elegimos esta profesión sabemos que educar no es solo transmitir conocimientos, sino también proteger. Cada vez que se enciende una bomba incendiaria en un colegio, no solo se quema infraestructura: se hiere la confianza, se rompe la convivencia y se erosiona la esperanza de un futuro mejor. La educación se defiende con respeto, disciplina y compromiso, nunca con fuego ni amenazas.
Es hora de que las autoridades y la sociedad en su conjunto asuman su responsabilidad y trabajen juntas para recuperar la seguridad y la confianza en nuestras aulas. Solo así podremos garantizar que los estudiantes reciban la educación de calidad que merecen, en un entorno seguro y propicio para su desarrollo.