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domingo, agosto 10, 2025

Envejecimiento Digno: Combatiendo la Soledad Invisible de Nuestros Mayores

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Chile se enfrenta a un desafío demográfico sin precedentes: su población está envejeciendo a un ritmo acelerado. Hoy, casi uno de cada cinco chilenos tiene más de 60 años, y para 2050 esta cifra se elevará a uno de cada tres. Si bien este cambio podría ser motivo de orgullo, esconde una realidad que casi nadie quiere mirar: la soledad y la fragilidad social de nuestras personas mayores.

He tenido la oportunidad de vivir en diferentes zonas de Chile, y en todas he presenciado la misma escena: personas mayores que participan con entusiasmo en actividades comunitarias, pero al terminar, regresan a casas vacías. Más de una vez me han expresado, con una mezcla de tristeza y resignación: «Es bonito cuando vienen, pero después… vuelvo a estar sola».

El Impacto Devastador de la Soledad

La soledad no solo duele, también enferma. Está demostrado que aumenta el riesgo de depresión, caídas, hospitalizaciones e incluso muerte prematura. Y sin embargo, cuando escuchamos los debates políticos, los temas que dominan son pensiones, bonos y contribuciones. Importantes, sí, pero insuficientes.

Porque el bienestar emocional y social es tan determinante como el económico, y hoy en Chile sigue siendo invisible. Necesitamos con urgencia un plan nacional de acompañamiento social que no dependa de proyectos aislados ni de actividades puntuales.

Un Desafío Institucional y Cultural

Este plan debe permitir detectar la fragilidad social desde la atención primaria, sostener programas comunitarios permanentes en coordinación con municipios y organizaciones civiles, y entregar apoyo real a los cuidadores informales, que hoy cargan solos con el peso del cuidado.

El desafío no es solo institucional, también es cultural. Debemos dejar de ver la vejez como un asunto privado y comprender que el envejecimiento digno es una responsabilidad colectiva, donde el Estado tiene un rol insustituible. Las familias, por sí solas, no pueden sostener el cuidado ni asegurar el bienestar emocional y social de las personas mayores.

Un Espejo de Nuestra Sociedad

La soledad y la fragilidad social son, en el fondo, un espejo de cómo nuestra sociedad y el propio Estado valoran a quienes construyeron el país antes que nosotros. Cada persona mayor que envejece en silencio expone la ausencia de políticas sostenidas, la discontinuidad de las acciones de acompañamiento y la deuda estructural que tenemos como país frente a la vejez.

Ignorar la soledad es aceptar que miles de chilenos envejezcan en silencio, invisibles para su propio país. Ojalá que la próxima administración se atreva a mirar de frente esta realidad y se comprometa a que ninguna persona mayor muera sola en Chile.

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