Una investigación de la BBC ha revelado una realidad devastadora en la Franja de Gaza: al menos 160 niños han sido asesinados a balazos, con 95 de ellos recibiendo disparos directamente en la cabeza o el pecho. Estos crímenes contra la infancia son una mancha oscura en la historia reciente del conflicto israelí-palestino.
Los testimonios de testigos presenciales y organizaciones de derechos humanos son estremecedores. En 57 de los casos, los niños fueron baleados por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), mientras que en otros incidentes fueron atacados por palestinos. Incluso hubo casos como el de Lana al-Basous, una niña que sobrevivió al impacto de una bala disparada desde un dron.
Una guerra que no respeta a los más vulnerables
Según Human Rights Watch, en los últimos dos meses más de 800 gazatíes han muerto a manos del Ejército israelí mientras buscaban provisiones y alimentos. La ONU denuncia que Gaza está al borde de una crisis humanitaria sin precedentes.
Un exoficial de las fuerzas especiales estadounidenses, Anthony Aguilar, denunció que la organización respaldada por EEUU e Israel para repartir comida en Gaza «deshumaniza a los palestinos y los trata como ganado». Aguilar afirmó haber presenciado «crímenes de guerra cometidos por las fuerzas de defensa israelíes», como disparar contra civiles desarmados y hambrientos.
La necesidad urgente de proteger a los niños
Desde el Comité Internacional de la Cruz Roja recalcaron que el mundo no puede aceptar como una «nueva normalidad» el tipo de guerra que permite que tantos niños sean asesinados. Es imperativo que la comunidad internacional tome medidas contundentes para poner fin a estas atrocidades y garantizar la seguridad de los civiles, especialmente de los más vulnerables.
La tragedia de Gaza nos recuerda que detrás de los conflictos geopolíticos hay vidas inocentes que merecen ser protegidas. Es nuestro deber moral exigir justicia y una solución duradera que ponga a los niños en el centro.