Kike Acuña, el exjugador chileno, ha abierto su corazón para compartir uno de los episodios más desenfrenados de su época como futbolista. En una reveladora entrevista, Acuña recuerda cómo una noche de celebraciones en el bar Liguria de Santiago terminó con él y sus amigos despertando en la caleta Lenga de Concepción.
Todo comenzó en el VIP del Liguria, donde Acuña asegura que, a pesar de estar sobrio, se tomó «tres o cuatro botellas de agua con gas». Sin embargo, al día siguiente, no recordaba cómo había llegado hasta Concepción, a más de 500 kilómetros de distancia. «Desperté en Concepción, en Lenga, con cinco amigos en el auto. No me acuerdo cómo mierda llegué allá», relató el exseleccionado nacional.
Esta no fue la única vez que Acuña se vio envuelto en noches de diversión descontrolada. Según sus propias palabras, era «muy bueno para salir a discotecas», algo que hacía con frecuencia, incluso cuando le pagaban «800 lucas por ir». Sin embargo, esta vida de excesos eventualmente le pasó factura.
Un Cambio de Rumbo Radical
Hoy en día, Kike Acuña se encuentra en una etapa muy diferente de su vida. Después de haber estado ligado al mundo de las fiestas y la farándula, el exfutbolista se ha enfocado en su familia y en su bienestar personal. «Ahora, con mi esposa, hemos salido un par de veces, no muchas. La primera vez que salí con ella bailamos como trompos», comentó.
Acuña reconoce que antes no solía recordar lo que hacía en sus noches de diversión, pero ahora valora poder conversar con su esposa sobre sus experiencias. «Sabía lo que había hecho la noche anterior y, para mí, eso era lo mejor, que podía conversar al día siguiente de lo que había hecho. Antes no lo hacía, porque despertaba en cualquier lado», explicó.
Enfocado en su Familia y Bienestar
En su proceso de cambio, Acuña ha aprendido a priorizar su familia y su propia felicidad. «Hoy día tengo todo, tengo mi familia. Siempre hablo de mi familia, porque nunca la tuve antes. Hoy sí la tengo y es bonito llegar a la casa temprano. Me gusta llegar a las ocho y media, y luego acostarme», concluyó.
La historia de Kike Acuña es un claro ejemplo de cómo una vida de excesos puede transformarse en una de equilibrio y satisfacción personal. Su viaje desde las noches desenfrenadas hasta el enfoque en su familia y bienestar es una inspiración para aquellos que buscan encontrar un camino más saludable y pleno.