En 2008, después de 142 años de actividad, la empresa textil chilena más antigua, Bellavista Oveja Tomé, cerró definitivamente sus puertas. Este duro golpe, resultado de una larga agonía provocada por la crisis económica y la masiva importación de productos, impactó especialmente a las mujeres que allí trabajaban.
La Colectiva Arpía, interesada en explorar cómo les afectó este colapso, creó la obra de teatro La Noche que Apagaron la Luz, la segunda parte de su Trilogía Textil. A través de cinco personajes ficticios, la pieza retrata la lucha de estas trabajadoras por sobrevivir y reinventarse después del cierre de la fábrica que les daba sustento.
Mujeres, Trabajo y Memoria Textil
Para las creadoras de la obra, Antonia McCarthy y Javiera Barrientos, el tema textil es relevante porque a lo largo de la historia, las fábricas fueron uno de los primeros espacios donde las mujeres pudieron acceder a trabajos remunerados, ya sea como operarias o diseñadoras.
«Investigando en este mismo universo, llegamos al vertedero de ropa en el desierto de Atacama, con muchas mujeres que viven de los desechos que después venden», comenta Antonia, quien se interesó por «esta cadena que muestra a mujeres trabajadoras, desde diversos ángulos, y a una industria, cuyos productos -ropa rápida- son los más consumidos por mujeres».
Sonidos de una Fábrica Silenciada
Para ambientar la obra, las creadoras recurrieron a la música de la cantautora Cecilia, oriunda de Tomé, adaptando sus pistas a las necesidades de la pieza. Según Javiera Barrientos, «se quiso explorar el sonido musical y el sonido industrial. El cómo este sonido constante de fábrica deja de existir en un instante. A través del corte de la luz y la música, instalamos la idea de la desolación total».
Antonia McCarthy agrega que cuando fueron a Tomé a entrevistar a la gente, «mencionaron mucho que la fábrica funcionaba día y noche, 24 horas. Y que, cuando apagaron de manera abrupta las luces de la fábrica, todo Tomé se dio cuenta, porque desapareció el sonido que provenía de la fábrica».
Conflictos Personales y Esperanza Colectiva
La obra no solo aborda el impacto del cierre de la fábrica, sino que también explora los conflictos personales de cada una de las cinco mujeres protagonistas. Según Javiera Barrientos, «a través de este conflicto desarrollamos el mundo interior de cada una de estas mujeres conflictuadas tanto por el cierre de la fábrica como por otros problemas personales».
Sin embargo, Antonia McCarthy señala que «lo más esperanzador de la obra» es que, aunque ellas se queden sin un espacio laboral seguro, «encuentran seguridad en ellas mismas como compañeras. Porque, al final, la relación entre ellas cambia una vez que las luces se apagan y la fábrica cierra».
En palabras de Javiera Barrientos, «diría que es la relación humana lo que da más esperanza hacia el final de la obra».