Tras pasar cuatro meses encarcelados en la infame megacárcel de El Salvador, un grupo de venezolanos que fueron deportados desde Estados Unidos finalmente han sido liberados. Mervin Yamarte, Edwuar Hernández Herrera, Andy Perozo y Ringo Rincón, quienes fueron acusados erróneamente de pertenecer a la pandilla Tren de Aragua, relatan con crudeza las atrocidades que vivieron entre los muros del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT).
«Atravesamos el infierno», asegura Yamarte, de 29 años, quien trabajaba en una fábrica de tortillas en Texas antes de ser detenido. Según su testimonio, los guardias los obligaban a comer «como animales», sentados en el suelo y usando únicamente sus manos. Además, denuncian haber sido víctimas de golpizas y tratos inhumanos de manera frecuente.
Perozo, de 30 años, afirma que «las palizas eran parte de la rutina diaria» y que incluso recibió el impacto de una bala de goma cerca del ojo izquierdo. Por su parte, Hernández Herrera reveló que los guardias le «dispararon» cuatro veces con balas de goma, y Rincón, de 39 años, asegura que los golpearon «hasta hacerlos sangrar» cuando los sacaron a rastras del avión.
Según los relatos, las autoridades de la cárcel solo alimentaban y vestían bien a los internos cuando eran visitados por delegaciones de la Cruz Roja, con el objetivo de dar una mejor imagen del recinto. «El director de la prisión nos dijo que quien entrara (a la prisión) nunca saldría», recuerda Yamarte con horror.
Denuncias y Exigencia de Justicia
Los cuatro venezolanos afirman haber sido víctimas de abusos físicos y psicológicos, y aseguran que nunca vieron a un abogado ni a un juez durante su encarcelamiento. Rincón planea presentar una denuncia oficial por los tratos recibidos a través de la Fiscalía General de Venezuela.
Estas denuncias se suman a las realizadas anteriormente por el caso de Kilmar Ábrego, otro migrante venezolano que fue deportado erróneamente desde Estados Unidos y que, según el presidente Nayib Bukele, «no fue torturado ni perdió peso» durante su detención. Sin embargo, los testimonios de los recién liberados contradicen rotundamente las afirmaciones del mandatario salvadoreño.
La situación en la megacárcel de El Salvador ha sido ampliamente cuestionada y denunciada por organizaciones de derechos humanos. Estos nuevos relatos de abusos y torturas sufridos por los venezolanos exigen una investigación exhaustiva y la rendición de cuentas por parte de las autoridades salvadoreñas.
