En 2008, durante un concurso de piropos en el programa matinal de TVN ‘Buenos días a todos’, un obrero llamado Héctor Guaita Hernández pronunció una frase que se convertiría en un momento icónico de la televisión chilena: «¿Para la Tonkita cierto? Mijita porque no me lleva preso pa’ que se coma un choripán«.
La ocurrente y poco convencional respuesta de Guaita Hernández a la periodista Macarena Saavedra provocó una explosión de carcajadas en el estudio, convirtiéndose en uno de los piropos más memorables y virales de la historia local. Sin embargo, durante años, el paradero y la historia detrás de este obrero permanecieron en el anonimato, hasta que recientemente se reveló una trágica noticia.
El Legado de Héctor Guaita Hernández
Según confirmaron familiares del fallecido, Héctor Guaita Hernández falleció en julio de 2020, en medio de la pandemia de COVID-19. El obrero, quien se encontraba internado en el Hospital del Carmen, sucumbió a una insuficiencia respiratoria aguda provocada por la enfermedad.
La noticia del deceso de Guaita Hernández, el creador de uno de los momentos más icónicos de la televisión chilena, ha conmovido a muchos. Su ingenioso piropo, que cautivó a la presentadora Tonka Tomicic y a toda la audiencia, se ha convertido en un legado que trasciende su propia vida.
Más Allá del Piropo: Recordando a Héctor Guaita Hernández
Más allá del famoso piropo, Héctor Guaita Hernández era un hombre que, según sus familiares, se destacaba por su buen humor y su carisma. Su ocurrente respuesta, lejos de ser un simple chiste, reflejaba su personalidad alegre y su capacidad para encontrar la diversión incluso en situaciones cotidianas.
La trágica partida de Guaita Hernández en medio de la pandemia ha dejado un vacío, pero también ha resaltado la importancia de recordar y honrar a aquellas personas que, con sus pequeños gestos y acciones, logran dejar una huella imborrable en la memoria colectiva.
Un Legado que Trasciende el Tiempo
El piropo de Héctor Guaita Hernández a Tonka Tomicic se ha convertido en un momento icónico de la televisión chilena, un recuerdo que sigue resonando en la mente de los espectadores incluso años después. Su ingenio y su capacidad para generar risas y alegría en un momento dado han trascendido el tiempo, convirtiéndolo en una figura entrañable y memorable.
Aunque Guaita Hernández ya no esté entre nosotros, su legado vive a través de ese momento televisivo que sigue siendo recordado y celebrado. Su historia nos recuerda que incluso los gestos más sencillos pueden tener un impacto duradero y que la risa y la alegría pueden ser un poderoso antídoto incluso en los momentos más difíciles.