Han pasado 12 meses desde que la vida de Nicolás Reyes, un joven de 19 años, se vio abruptamente transformada por un trágico accidente. Mientras se dirigía a la universidad, Nicolás fue embestido por una camioneta conducida por Álvaro Cristóbal Antequera, subgerente de la vidriera Digosa. Lo que siguió fue una pesadilla para él y su familia.
Secuelas devastadoras
Nicolás sufrió fracturas de pies a cabeza y un daño axial difuso grado 2, que le ha provocado pérdida de memoria a corto plazo. Tras ser intervenido de urgencia, los médicos le advirtieron a su madre Lissete que su recuperación dependería de un milagro. «Mire, yo le voy a ser sincero, si usted cree en Dios, pídale, porque nosotros hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance y ahora depende de él», le dijeron.
Una lucha por la justicia
Mientras Nicolás se esfuerza por recuperar su vida, su familia enfrenta otra batalla: la de obtener justicia. Según el abogado Pool Reinier Cantergiani, la Fiscalía estaría buscando cerrar el caso sin imputar a Álvaro Antequera, el conductor responsable.
Testigos aseguran que Antequera se detuvo tras el impacto, pero en lugar de ayudar a Nicolás, se marchó del lugar. Incluso, una vecina relató que lo vio detenerse en la subida a la población, bajarse del vehículo, mirar los daños y conversar por teléfono, antes de continuar su camino.
«No quiero venganza, pero quiero que al menos pague por todo lo que hizo gastar a mi familia, por todas las preocupaciones, por todo lo que tuvo que invertir mi familia en cuidarme a mí, en el hospital, en mantenerme en el hospital», expresa Nicolás.
Recuperando la vida
Nicolás, quien antes del accidente se dedicaba al entrenamiento corporal y el parkour, ahora lucha por recuperar su fuerza y movilidad. «Antes yo podía caminar bastante, a mí me gustaba caminar, pero ahora, después de caminar un rato, me empieza a doler la rodilla. Me siento cansado muy rápido, perdí gran parte de la fuerza que tenía antes», relata.
Su madre, Lissete, acompaña a Nicolás en cada paso de su recuperación, velando por su seguridad y bienestar. Juntos enfrentan el reto de reconstruir una vida que se vio truncada por un accidente que podría quedar impune.
Mientras Nicolás se esfuerza por retomar sus estudios y reencontrarse con sus amigos, su familia continúa la lucha por obtener justicia y que Álvaro Antequera asuma las consecuencias de sus acciones. Un año después, la vida de Nicolás sigue marcada por la incertidumbre, pero su determinación y el apoyo de sus seres queridos lo mantienen firme en su camino hacia la recuperación.
