Pepper, un gato negro que deambulaba por los jardines de Gainesville, Florida, se convirtió en un inesperado héroe de la ciencia. Gracias a los «regalos» que este felino traía a su dueño, John Lednicky, microbiólogo de la Universidad de Florida, se logró el descubrimiento de dos nuevas cepas virales que podrían infectar tanto a humanos como a animales.
El Primer Hallazgo de Pepper
En 2021, Pepper trajo a su dueño una pequeña presa, una musaraña de cola corta. Al analizarla en el laboratorio, Lednicky y su equipo identificaron una cepa desconocida de orthoreovirus, un tipo de virus que puede infectar a los humanos y otros mamíferos. Según Lednicky, estos virus mutan rápidamente, lo que significa que una célula infectada puede albergar dos cepas diferentes, fusionando sus genomas y creando un nuevo virus.
Un Segundo Descubrimiento Importante
Pero este no fue el único hallazgo de Pepper. En 2021, el gato trajo a su dueño otro «regalo», esta vez un ratón infectado con un tipo de jeilongvirus nunca antes detectado en Estados Unidos. A diferencia de los orthoreovirus, los jeilongvirus pueden infectar a mamíferos, reptiles, peces y aves, y en ocasiones pueden causar enfermedades graves en los humanos.
«La realidad es que tenemos que prestar atención a estos virus y saber cómo detectarlos rápidamente», declaró Lednicky, quien se encuentra trabajando para identificar nuevas cepas virales, ya que los virus mutan constantemente.
Comprendiendo los Riesgos
Ahora, los investigadores planean estudiar más a fondo estos nuevos virus para entender si representan un riesgo para la salud de los humanos y las mascotas. Según Gizmodo, si bien se sabe que los orthoreovirus y jeilongvirus pueden infectar a los humanos, aún se desconocen los detalles sobre sus efectos en la población.
El caso de Pepper demuestra la importancia de estar atentos a los «regalos» que nuestras mascotas puedan traer, ya que pueden ser indicios de la presencia de virus emergentes que podrían tener implicaciones significativas para la salud pública. La colaboración entre los dueños de mascotas y los científicos puede ser clave para la detección temprana de amenazas virales.
