13.9 C
Santiago
martes, julio 15, 2025

Agua: El Privilegio Invisible Que Desperdiciamos

Noticias más leídas

Tras vivir más de cinco años en Kenia, trabajando de cerca con comunidades que luchan diariamente por acceder a agua potable, regresar a Chile ha sido un choque cultural profundo para mí. No se trata de diferencias de precios, ritmo de vida o clima, sino de algo mucho más básico: la relación que tenemos con el agua.

En Kenia, conocí familias que caminan durante horas para llenar un bidón con agua turbia. Vi a madres que deben decidir si hervir el agua una vez más o guardarla para cocinar. Niños que faltan al colegio por infecciones estomacales constantes. Personas que, literalmente, mueren por no tener otra opción que beber agua contaminada.

Y, sin embargo, al volver a Chile, escucho frases como «No tomo agua de la llave, tiene mal sabor». Me encuentro con casas donde se abre la llave y se deja correr el agua sin pensar. Con carritos de supermercado llenos de bidones de agua que se compran por comodidad, mientras que no a muchos kilómetros de distancia, en zonas rurales de nuestro país, hay miles de familias que llevan años sin acceso a una red segura de agua potable.

Un Privilegio Naturalizado

Hemos naturalizado el acceso al agua como si fuera un derecho garantizado para todos, cuando la realidad dice lo contrario. A pesar de que no existen estudios actualizados sobre el acceso de agua potable, se estima que más de un millón de personas en Chile no tiene acceso regular y confiable a una fuente de agua segura. Y aun así, falta conciencia. Falta empatía. Falta educación sobre el verdadero valor del agua.

El Costo Oculto del Agua Embotellada

El agua embotellada que muchos pagan en un restaurante —$3,000 o más por botella— podría ayudar a financiar el acceso a agua limpia para una persona durante medio año. Sí, con el valor de una sola botella. El problema no es la falta de recursos, sino la falta de voluntad y de conciencia colectiva.

Un Llamado a la Reflexión y la Acción

Mi intención es invitarte a reflexionar y tomar acción, a mirar con otros ojos. A reconocer el privilegio que tenemos de abrir una llave y beber sin miedo. A pensar dos veces antes de despreciar esa agua «porque tiene mucho gusto a cloro». A transformar hábitos pequeños en gestos con impacto real.

Porque cuando uno ha visto lo que es vivir sin agua, es muy difícil volver a mirar una botella de agua plástica de la misma forma.

Mas Noticias

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Últimas Noticias