Cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, concedió un plazo de 90 días a sus socios comerciales para cerrar acuerdos que sustituyeran sus aranceles «recíprocos», pocos esperaban que la realidad chocara tan de frente con sus promesas.
A pesar de las afirmaciones de la Administración sobre las «muchas conversaciones en curso y rozando ya su desenlace», la verdad es que Washington ha completado menos de media docena de pactos y ha tenido que ampliar el plazo hasta agosto. Solo tres países han logrado sellar la discusión con Trump de manera negociada: China, el Reino Unido y Vietnam.
Acuerdos Puntuales y Amenazas Persistentes
El acuerdo con Londres, rubricado en la cumbre del G7, comprometió a EEUU a reducir aranceles a sectores clave como el automotriz y el acero, a cambio de que el Reino Unido ampliara el acceso a su mercado cárnico y rebajara las tasas al etanol.
El pacto con Pekín, cerrado 10 días después de reuniones en Ginebra y Londres, incluyó un arancel estadounidense del 55% a productos chinos y otro del 10% a bienes estadounidenses por parte de China. En el auge del conflicto, los aranceles respectivos llegaron al 145% y al 125%.
El último acuerdo, con Vietnam, contempló un 20% de tasas sobre las importaciones de la nación asiática y un 40% sobre los envíos a través de terceros países.
Amenazas y Treguas Efímeras
Pero más allá de estos acuerdos puntuales, la política comercial de Trump se ha caracterizado por su carácter errático. Apenas asumido su segundo mandato, el 1 de febrero firmó órdenes ejecutivas imponiendo aranceles del 25% a Canadá y México, y del 10% a China, recriminando a los dos primeros un control migratorio laxo y al tercero poca vigilancia en el tráfico de fentanilo.
Estas medidas fueron seguidas de promesas de represalia por parte de los afectados y de una pausa de 30 días para Canadá y México, mientras trabajaban por corregir la situación denunciada.
Pero la cronología de la guerra arancelaria tiene dos fechas clave: el 2 de abril, cuando anunció la imposición de aranceles «recíprocos»; y el 9 de abril, cuando entraban en vigor, pero Trump anunció una tregua que ahora habría concluido.
Incertidumbre Creciente y Credibilidad en Entredicho
Estos vaivenes han puesto en el punto de mira la credibilidad de Trump, al punto que el Ejecutivo ha tenido que salir a defenderla. Según la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, los países «se tomarán en serio las cartas que reciban» de Trump, y una muestra de su respeto es que «su teléfono en este tiempo no ha parado de sonar con líderes mundiales suplicándole llegar a un acuerdo».
Sin embargo, el propio mandatario ha advertido que no habrá más extensiones a partir de agosto, lo que genera una creciente incertidumbre en un panorama comercial global ya de por sí inestable.